30 de marzo de 2013

La alimentación a bordo. Siglo XIX



Capítulo 4. La alimentación.

El lado duro de la vida a bordo.

Del Libro de GEOFFREY REGAN “El libro Guinness de lo DESATINOS NAVALES”, publicado por el Instituto de Publicaciones Navales. Traducido por el Capitán de Navío (RE) Benjamín Cosentino.
                       
En tiempos pasados nadie salía al mar para comer bien. La carne salada fue parte de la dieta estándar de los días de la vela y muy a menudo se servía en muy malas condiciones. Durante una visita a los almacenes navales de la isla Ascensión, en 1839, el Capitán Dalrymple Hay descubrió que la carne allí depositada había sido salada 30 años antes, en 1809. En apariencia todavía era comestible, aunque debía ser bien hervida y sazonada con una salsa de nuez moscada. El cerdo no duraba tanto, pero las galletas en cambio habían provisto de refugio a generaciones de gusanos y gorgojos, lo que mostraba que eran obviamente nutritivas. Los marineros ingleses tenían una táctica interesante para lograr lo mejor de sus galletas. Llenaban una bolsa con las galletas y ponían un pescado en el tope, de esta manera los gusanos salían de las galletas e infestaban el pescado que entonces era tirado por la borda. Cada bolsa necesitaba varios pescados. Es una pena que nadie pensó en comerse el pescado y tirar las galletas. Los marineros tenían nombres distintivos para sus alimentos, no demasiado "haute cuisine" pero muy directos. Así la carne salada, servida dos veces por semana durante la cena, era hueso salado. En la década del 1870 la marina todavía usaba carne en toneles preparada en 1805, el año que Nelson murió en Trafalgar. Un trozo de carne era tan duro que un marinero lo esculpió dándole forma de una fragata, lo lijó, lo barnizó y luego lo pegó en un bao bajo. Era tan duro como la caoba y muchos cráneos fracturados lo testimoniaron durante muchos años. No todo el mundo estaba enamorado del "hueso salado"; alguno dijo que la carne "debe haber estado en el tonel desde la creación del mundo. Tenía el tipo de sabor que usted esperaría encontrar en una momia egipcia después de haber sido hervida".

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