“Marinos e inmigrantes dentro de un
palacete”, diario La Nación del 23.01.2009.
Comentario. A fines de la década de los 70 y comienzos
de los 80, varias promociones de cadetes convivimos en esa casa, que
pomposamente lo califica de palacete el artículo del diario. También en aquella
época había otra Misión casi exclusivamente para marinos ingleses, denominado
“Flying Angel”, pero fue demolido e institucionalmente se unificaron.
También fue nuestro primer contacto con
marinos extranjeros, ocasionales o que se hospedaban unos días en espera de
trabajo. Incluso convivimos con exiliados políticos y en mi caso mantuve
amistad con el cura ingles de Las Malvinas. En síntesis éramos un conglomerado
nada homogéneo.
Posteriormente y ya navegando, muchos
tuvimos la posibilidad de conocer otras Misiones en diferentes puertos del
mundo, alguno de los cuales siguen funcionando.
Seguramente más de un tendrá sus recuerdos,
tanto de su paso por el de Buenos Aires, como el de otros puertos/países.
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Hoy refugio de un solo hombre de mar
y sede del Cemla, es un lugar curioso
Por Fernando Castro Nevares | LA NACION
Un palacete de estilo Tudor en San
Telmo llama la atención de los que pasan por allí, en Independencia 20. Se
llama Misión del Marino o casa Stella
Maris.
La construcción de la casa fue
iniciativa de un grupo de la colectividad británica para atender las
necesidades de los marinos de todo el mundo que llegaban al puerto de Buenos
Aires.
Las obras se iniciaron en 1897, en coincidencia con el 60º
aniversario o jubileo de diamante del reinado de Victoria.
El hogar fue bautizado como Victoria Sailor´s Home e inaugurado por el
presidente Julio A. Roca en 1902. La casa, que ofrecía hospedaje y
entretenimiento a los marinos que llegaban a Buenos Aires, pronto se convirtió
en un importante centro de reunión de los hombres de mar y recibió la visita, en 1925, del presidente Marcelo T. de Alvear y del
entonces príncipe de Gales, de visita en la Argentina.
Pero ya lejos de los tiempos en los
que el lugar estaba lleno de hombres de todas las nacionalidades, hoy vive allí
un marino español retirado. Sin embargo, se puede entrar sin ser marinero,
porque funciona el Centro de Estudios Migratorios Latinoamericanos (Cemla), el
lugar indicado para conseguir documentación sobre los antepasados que llegaron
en barco, tan requerida en tiempos donde la doble nacionalidad está en boga.
Todo está en manos de la orden de los padres scalabrinianos, dedicados a
las migraciones y con presencia en más de 20 países con orfanatos, escuelas y
hogares para recién llegados.
De los años 80, cuando se hacían
fiestas en el pub del subsuelo y los marineros jugaban al billar, los dardos,
el ping-pong, el ajedrez, las damas, o simplemente conversaban alrededor de una
mesa, se conserva la mesa de pool, y desde hace menos tiempo, también un
metegol y un televisor. Hace tres años, esto era sólo para dos marineros, uno
trabajaba en el Casino Puerto Madero. Y hoy hay solamente un marino que vive en
la casa. Se dice que está contento. Puede elegir entre seis habitaciones, con cuatro
camas cada una. La casa Stella Maris cuenta, además, con una biblioteca, un
salón para reuniones y una capilla donde periódicamente se celebra misa.
La Misión del Marino vivió su época
de apogeo hasta los años 80, época que coincidió con el ocaso como puerto de
Puerto Madero. Toda la actividad de ultramar se fue concentrando en Puerto
Nuevo, detrás de la zona de Retiro.
Cuanto cuesta el albergue.
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