La política de este país es de antiproducción
Subimos este excelente reportaje a Antonio Solimeno donde dice cosas muy interesantes y porque debemos pensar que tal vez el próximo año se repita el conflicto de este 2025.
Foto de Revista PuertoPlantea los desafíos que debe afrontar la industria pesquera nacional en general, menciona brevemente la diferencia entre empresas filiales y las cada vez menos pesqueras nacionales. De los cambios mundiales de consumo y ensaya alternativas para entrar en esos mercados, con la dificultad de estar en un sector de mano de obra intensiva, y con la perspectiva de 62 años de experiencia.
Extraemos algunos párrafos de los temas que toca.
…“Tenemos un problema llamado país” donde juegan la falta de políticas industrialistas, los altos costos, una macroeconomía desfavorable, relaciones laborales que necesitan redefinirse, pero también el propio sector. Luego está el mundo, “complicado e incierto”
…quedamos pocos jugadores que no dependemos de una casa matriz.
…El producto es bueno, sin lugar a duda. No bueno, es buenísimo, pero tenemos que ver cómo lo diferenciamos.
…Tenemos que tener políticas, no tenemos una política de país productivo
… A la minería le sacaron los derechos de exportación. ¿Qué mano de obra da la minería? … la pesca es mano de obra intensiva y capital intensivo que necesita de capital de trabajo intensivo.
…A mí lo que más me duele es cuando hablan de la flota gallega de Argentina… quedamos pocos y cada vez vamos a ser menos, ya no quedamos dueños al frente de las empresas…
A esos extractos agregamos unas consideraciones:
Conociendo tan minuciosamente la actividad y sabiendo cómo actúan las empresas españolas, como venia la política económica nacional según lo reflejo en el reportaje a La Nacion de 14/03/2025, porque no ensayo una salida individual al inicio de la temporada.
Cuando menciona a la minería, compara la gran diferencia de mano de obra en ambas actividades y la eliminación de los derechos de exportación para ese sector, ahí olvida que una característica de la política actual es dar mas beneficios a quienes tienen mas.
En otras notas reiterábamos que los sindicatos deberían dedicarle tiempo a estudiar los números en juego y este reportaje aporta otras consideraciones a tener en cuenta.
Aunque la realidad de casi todos los armadores es que tiraban todo el fardo a los sindicatos acusándolos de intransigentes, cuando a su vez ellos impusieron una reducción salarial y solo aceptaban esa condición.
Revista Puerto publicó una excelente nota el 30.07.2025 con el título Al final, la casta era la Pesca donde enumeraba una larga serie de “costos invisibles” que imaginamos los armadores lo deben estar estudiando como neutralizarlos.
Reportaje
Comenzamos hablando con Antonio “Tony” Solimeno sobre el negocio del langostino y las posibles alternativas de recuperación, pero la charla fue derivando naturalmente a los problemas que enfrenta la industria pesquera argentina en general, que el entrevistado resumirá en la frase: “Tenemos un problema llamado país” donde juegan la falta de políticas industrialistas, los altos costos, una macroeconomia desfavorable, relaciones laborales que necesitan redefinirse, pero también el propio sector. Luego está el mundo, “complicado e incierto” que apura una restructuración y exige cada vez más a los vendedores de pescado. En ese contexto se intenta hacer rentables a las empresas y no queda otra que buscar caminos que permitan ganar terreno para seguir sosteniendo el mercado, la industria y los empleos.
“Estaba viendo las estadísticas y cada día tenemos más penetración del vannamei. En los primeros seis meses del año Europa incrementó mucho las compras”, me dice “Tony” y comenzamos hablando de las dificultades del langostino congelado a bordo para conquistar nuevos mercados e impedir que el vannamei lo vaya desplazando de los tradicionales.
ANTONIO SOLIMENO: Habrá que buscar las razones en la parte de la comercialización, me da la sensación de que no lo estamos comercializando bien o nos ponen un precio de referencia en el mercado y como dijo uno, hacemos la cuenta para atrás y pago de acuerdo a lo que me paguen. A mí me da la sensación de que hay mucha concentración.
RP: ¿A qué concentración se refiere?
AS: Está el tema de la casa matriz, eso es lo que habría que analizar por ahí. Como se dice, quedamos pocos jugadores que no dependemos de una casa matriz. Nosotros estamos tratando de ir a otros mercados. Son nichos, pero lleva trabajo. Ya llevamos tres años trabajando.
RP: ¿Para entrar a qué mercados?
AS: Asia, con la cajita de kilo que hoy no te la pagan. Pero eso va a cambiar, nosotros tenemos que vender que es un producto de pesca salvaje y natural que se pesca en las frías aguas del Atlántico Sur libre de contaminación. Eso es lo que tenemos que vender para diferenciarnos.
RP: ¿Eso lo puede generar solo o necesita el apoyo del Estado?
AS: Pienso que tiene que ser en conjunto, la Feria está, habrá que organizarse, ser parte de los congresos, de los actos, tratar de meter una punta y vender las bondades del langostino del Atlántico Sur. Lo único que podemos hacer es una diferenciación por calidad. El producto es bueno, sin lugar a duda. No bueno, es buenísimo, pero tenemos que ver cómo lo diferenciamos.
RP: ¿Por qué no se hace si está clara la necesidad?
AS: Hay que hacerlo, hay que trabajarlo, tiene que haber gente que se ocupe. En el año 2024 se perdió mucho tiempo con el tema de las cuotas. En 2025 perdimos otro año por el tema laboral, entonces no tenemos el tiempo físico para dedicarnos a ver qué hacemos con este buen producto que tenemos. Todo el tiempo que le dedicamos este año… todos los días eran cuatro o cinco horas… si se lo dedicáramos a cosas útiles… Hay que ponerle mucha energía y hay que ser creativos, hay que prestarle atención a los influencers, el streaming, pienso que tenemos que empezar a ver eso para promocionarlo como un producto natural y salvaje.
RP: También está el tema de lo que hoy requiere el mercado que es cada vez de más fácil preparación.
AS: Esa es otra realidad también, si te voy a dar una caja de dos kilos de langostino, te doy un problema. Al pelado y desvenado le dan un hervor, lo dejan que se enfríe un poquito y listo, se come. El otro hay que descabezarlo, después pelarlo y hoy la sociedad no quiere. Pero ahí tenemos otro problema, la mano de obra. Durante cinco años quisimos mandar los barcos a fresco y traer todo el langostino a Mar del Plata. Tenemos ochenta fileteros, les dijimos vas a ganar más, hagamos una prueba y les ofrecimos un 30% arriba de la merluza, teniendo en cuenta que, en producción, por lo que podrían hacer en el mismo tiempo, se llevarían otro 30%. No fuimos capaces de que nos descabezaran mil cajones, no pudimos ponernos de acuerdo. Ahora cuando hacemos un poco de elaborado se lo mando a Pennisi. Para hacer productos elaborados necesitás mano de obra y la mano de obra acá en los últimos dos años se volvió carísima comparada con los países competidores como Perú, o Guatemala que ahora está de moda. Entonces, ¿qué hacemos? Seguimos exportando materia prima, mientras los acuicultores se están asociando con Walmart para impulsar los camarones tanto en el consumo masivo como en los patios de comida. En los patios de comida… en eso están pensando los acuicultores.
RP: Entonces el negocio del langostino congelado ¿está roto o está perdido?
AS: Es un nicho. Para mí con el congelado hay que hacer cola, con un kilo de cola una familia tipo de cuatro personas come. A nosotros nos está costando trabajo hacerlo, pero yo lo pienso hacer. Lo hicimos el año pasado en un mercado deprimido y me dio una ventaja, lo vendí, si no lo hubiera tenido en stock. Tenemos que buscar un nicho de mercado, quizás buscarle otras variables a la presentación. Los dos kilos se pueden seguir haciendo, pero cada vez es más chico el mercado, las grandes superficies la ponen como oferta gancho, pero a qué precio… 16 o 18 euros el kilo… Otra vez hacés la cuenta atrás y no te queda nada, en el 2023 y 2024 llegabas a 5,70 euros.
RP: ¿Con el fresco a qué hay que apuntar?
AS: Con el langostino del fresco hay que hacer una buena cola, mucho pelado y desvenado, IQF, bolsitas y otros, pero el tema está en que hay que tratarlo bien a bordo. Nos han escuchado muchas veces luchar con la famosa acomodada en la merluza y el cajón con 33, 34 kilos, sobre todo en verano. Lo importante en el fresco es como lo tratan a bordo. Yo parezco un predicador con el acomodado del pescado, hacé esto, hacé aquello. Le hago el informe, le saco fotos, lavalo bien, acomodalo bien, no lo maltraten… así todos los viajes. Pero hay que estar ahí y cada día tenemos menos gente con ganas de hacer.
RP: ¿Es un problema de falta de profesionalización del sector?
AS: Sí, pero el problema de la calidad en el fresco en parte, también, es por el comprador porque se lo lleva igual. Cuando empecé a trabajar en el año 1963 comprábamos la anchoíta, traíamos 29, 32 piezas por kilo. A las 10 estaban todas las lanchas adentro con la cuota de 100 cajones, a fin de octubre la anchoíta empezaba a llegar mezclada y te la dejaban ahí, al otro día ya no traías mezclado. Ahora te dicen, bueno, descontá el 10% cuando saben que en realidad el descuento es del 50%. Si no se lo rechazás nunca te van a traer pescado bueno. Yo traigo tres kilos menos de pescado por cajón y otros que traen tres kilos más, en veinte viajes me sacaron dos viajes en el año ¿pero de qué calidad? El tema es que no les importa porque se lo llevan igual. Lo mismo con el hielo, yo uso 56 mil kilos y muchos llevan solo 20 mil y en Rawson algunos para 2 mil cajitas llevan 6 mil kilos, no les alcanza ni para enfriar la Coca-Cola… El problema es el volumen, si hubiera menos volumen ese problema lo evitarías. Después tenés el problema de que necesitás un batallón de gente para procesar todo ese volumen en 120 días en Rawson y después no sabés qué hacer con la fábrica.
RP: Mientras se exporta a Perú o Guatemala para procesar durante todo el año.
AS: Lo que pasa es que para hacer eso necesitás capital de trabajo. Hoy para hacer valor agregado en tierra, una planta necesita capital de trabajo de por lo menos ocho meses, por no decir un año, porque termina la temporada y tenés cinco o seis meses de reproceso. Cuando descarga el barco, salen dos mareas más y recién ahí embarcaste a destino la primera marea, pasaron 90 o 120 días y todavía no te lo pagaron. Termina la temporada y tenés que tener un remanente de materia prima para llegar hasta febrero. Porque hoy en definitiva no sólo vendemos pescado, también damos servicio y financiación. ¿Y quién financia todo eso? Si no te autofinanciás, dependes del banco o el comprador y eso tiene un costo.
RP: Acá se plantean dos temas, la dificultad de industrializar la producción y las nuevas exigencias del comercio…
AS: Para mí lo que revolucionó el comercio fue algo invisible. El contenedor y la comunicación. Cuando nosotros empezamos a embarcar en el año 78, íbamos a bodega refrigerada y el comprador se enteraba que estaba la mercadería cuando el barco llegaba. Hoy hay vivillos que ya saben lo que pesa el barco, en qué contenedor lo puse y lo siguen por internet. Tenemos compradores que al contenedor no lo ven nunca. Hoy el español me compra cinco contenedores y me dice: uno mándamelo a Nápoli, otro me lo mandás a Génova, uno me lo mandás a San Benedetto y así; él ni lo ve. Antes si necesitaba 150 toneladas las compraba y sabía que hasta dentro de dos o tres meses no había más entregas. El contenedor agilizó mucho el comercio, hoy llegan a pedirte diez toneladas de calamares de potero, media tonelada de langostino y cinco toneladas de merluza. Lindo, ¿no? Por eso digo que hoy vendemos productos, servicios y finanzas.
RP: A las dificultades de financiación para industrializarse se suma el financiamiento para poder adaptarse a las exigencias comerciales. ¿Cómo se hace en Argentina?
AS: Tenemos que tener políticas, no tenemos una política de país productivo. La política de este país me da la sensación que es antiproducción. Tenés que lidiar con la Nación, con la provincia, con los municipios, con los consorcios, con Senasa, con la Aduana, con la Prefectura. Tenemos que lidiar con todos los organismos públicos y el tiempo es plata, esa materia gris que gastamos ahí habría que gastarla en cosas productivas. A la minería le sacaron los derechos de exportación. ¿Qué mano de obra da la minería? ¿Se puede saber qué deja? Yo lo digo siempre, la pesca es mano de obra intensiva y capital intensivo que necesita de capital de trabajo intensivo. Hoy nadie puede cambiar los barcos y si hablamos de industrialización, producto elaborado, hoy armar las plantas cuesta mucho dinero… hay que ver las pymes cómo están. El que no tiene capital de trabajo está jodido. Tenemos un problema que se llama país. El que produce no tiene incentivos y el que hace algo es porque tiene la voluntad de hacerlo y lo empezás a hacer de a saltitos, despacito. Una línea de producción como la nuestra cuesta unos 2 millones de dólares y después tenés que tener para alimentarla y financiar la compra, para eso necesitás capital de trabajo. Las grandes cosas se hacen porque se han financiado. Europa financia la industria, cuando se hizo Fandicosta puso la mitad que nosotros y pudo hacer el doble, porque había ayudas a fondo perdido del Gobierno español y si no les alcazaba les daban créditos a pagar a cuatro, cinco o seis años.
RP: ¿Es también por la financiación que hoy a España le dan los costos para desarmar las cajas que le mandamos y procesarlas?
AS: La fábrica se la subvencionaron y con un interés de menos de un 4% quién no se anima a comprar una máquina, ahí está la cosa, la pagás en seis, siete años. Acá comienzan a hacer cámaras, fábricas, y quedan paradas porque se termina la plata, quién va a ir a buscar plata al 46% de interés. En el Banco Provincia, nosotros somos el cliente más viejo, desde el año 1974 y nunca le dejé de pagar nada, en un momento tenía prefinanciación de 3 millones de dólares, un día se volvieron 3 millones de pesos. Hoy 3 millones de pesos no son nada. Todos los emprendimientos que se hicieron son por iniciativa privada, el Banco Provincia y el Nación debieran ser bancos de fomento… Somos un país para producir, pero solo potencialmente…
RP: Resulta duro siquiera pensarlo, pero ¿estamos en una situación tan crítica como la que se llevó puestos a Ventura, a Greco, Mellino, las grandes empresas en los ochenta?
AS: Lo veo similar, veo muchos problemas en algunos estratos de flota, no lo vamos a ver este año, lo vamos a ver el año que viene. Tenemos problemas con el marisco, pero con la merluza pasa lo mismo, intentamos ir a otros mercados, pero el tema de la guerra nos jodió a todos, el mundo está complicado y todo es incierto… Tenemos el problema comercial pero además hoy los costos argentinos son altos, no tenemos infraestructura portuaria, los puertos son caros y cada día hay más exigencia. Capaz que, de cien, diez vamos a flotar, el problema son las otras noventa… A mí lo que más me duele es cuando hablan de la flota gallega de Argentina… quedamos pocos y cada vez vamos a ser menos, ya no quedamos dueños al frente de las empresas… Qué le vamos a hacer, es la globalización…
No hay comentarios:
Publicar un comentario