22 de marzo de 2025

Buque Piloto Alsina y su derrotero

Un buque, su vida y las vivencias de sus tripulaciones

Aclaración: Como en todas las notas, al final de la misma los datos del autor de este artículo.

 

Cada buque, al igual que las personas tienen una suerte de alma que van construyendo sus tripulaciones y también tienen una historia que la mayoría de las veces va muriendo cuando esas tripulaciones se van dispersando.


Hoy quiero compartir con Uds. gente que gusta de historias de barcos y gente de mar la historia de un buque muy particular, que nació como consecuencia de un acto solidario, como buque de pasajeros, continuó su vida como buque escuela, se organizó como buque de desembarco de un batallón de Infantería de marina, actuó  en  el  conflicto  recuperación  de Malvinas  como buque logístico en el operativo León I.

Fue buque alojamiento para los inundados formoseños en 1983.

Y terminó su vida útil como buque comercial portacontenedores.

 

 Foto bajada de Histarmar


Todos estos rubros tan disímiles entre sí son parte de la idiosincrasia nacional de la cultura de reparaciones increíbles con alambres y de que todo se puede transformar en otra cosa.
Otras pruebas de esto fue la propia guerra de Malvinas dónde un sofisticado sistema de misiles Exocet concebido para el uso aéreo, se transformó en batería costera terrestre con la adquisición de un blanco muy notable. Una fragata inglesa y con ello evitar los ataques Navales que los británicos realizaban impunes fuera del alcance de nuestras armas.

Está nave a la que me refiero tuvo tres nombres a saber.

Entremos de lleno con la narración.
Durante la segunda guerra mundial y la guerra civil española tanto en Europa en general como en España en particular hubo una gran escasez de alimentos.
Argentina colaboró con la madre patria enviando cereales con pagos diferidos.
Este acto solidario con nuestras raíces étnicas género una deuda de gratitud que se concretó más adelante en el pago de la misma en especies.

              Paraná Express y luego incendiado. Diario Norte


Por los años sesenta, España envió cinco nuevos barcos de pasajeros para reemplazar a los antiguos y queridos barcos que operaban en el tráfico del sistema fluvial compuesto por los ríos Paraguay, Paraná, Uruguay y de la Plata.
Uno de ellos es el protagonista de este relato.

Llegó al país luego de cruzar el océano Atlántico ostentando el nombre de Ciudad de Formosa.

Construido en 1962 en astilleros españoles, tenía un TRB de 3955 toneladas, una eslora de 105 m, manga de 17,40 m y desarrollaba una velocidad de 14 nudos. Su capacidad de transporte de pasajeros era de 400 aproximadamente.

Llegaba asignado a FANF (Flota Argentina de Navegación Fluvial) y su función sería servir en la línea Baires- Asunción y esporádicamente viajes turísticos por el río Uruguay o también a Montevideo, Piriápolis y Punta del Este.

Cómo dijimos, nacido de un acto de solidaridad argentina con España, pareciera que junto a su tarea específica de unir localidades transportando, pasajeros y equipajes adoptó la realización de actos solidarios.

Cómo es obvio, las escuelas rurales argentinas necesitan refuerzos a lo que reciben del estado porque en ellas además de desarrollar el programa educativo nacional, realizan numerosas tareas fuera de currículas muy necesarias para estos chicos generalmente alejados de centros urbanos.

 

 

El fin del Piloto Alsina, ahora Paraná Express (Histarmar)


 

 

Y el presupuesto no contempla esos gastos y las cooperadoras de esas escuelas de no muy grande población escolar no alcanzan a reunir los fondos necesarios.

Una de esas escuelas estaba en Corrientes a orillas del Paraná.

A la tripulación del Ciudad de Formosa le pareció necesario, casi obligatorio, ayudarla.
Para ello ideó un sistema que dio muy buen resultado.

Cada viaje, a la hora de la cena, en el comedor de pasaje se explicaba a los pasajeros de la situación y se organiza una colecta voluntaria.
Al llegar a la zona de la escuela, parar máquinas ordenaban del puente de mando.
Tres toques de pito anunciaban la llegada.
Raudamente, desde la orilla baja un bote tripulado por docentes y quizás algún alumno fortachón a los remos y se acercaba al buque a recoger el resultado de la colecta.
Agradecimientos, abrazos, hasta la vista y…la tradicional despedida marinera de tres pitadas largas.

Máquinas adelante toda………..misión cumplida.

Cómo todas las cosas en esta vida, el ciclo de vida comercial llegó a su fin.
Las rutas de ripio se fueron asfaltando en la Mesopotamia.
El tren y los micros más los aviones fueron reemplazando a los buques de pasajeros y la Flota Fluvial fue abandonando el tráfico de pasaje quedando solo el de carga. Le llegó así el turno al Ciudad de Formosa que fue a amarre y venta.   

Solo quedaron operativos el tráfico a Montevideo y Colonia.
 

Con esto termina la vida del Ciudad de Formosa como tal pero no su vida útil.
La Argentina posee varias escuelas para instruir a las tripulaciones de las diversas embarcaciones que constituyen nuestro poder naval.


Marina militar, comercial, policial, pesquera y deportiva.
Dentro del sector del personal superior (oficiales) la flota militar cuenta con la Escuela Naval.
La flota comercial de ultramar con la Escuela de Náutica.
La comercial fluvial con la Escuela Nacional Fluvial.
La flota policial con la Escuela de Prefectura.
Y la flota pesquera con la Escuela Nacional de Pesca.
Para la instrucción práctica de la navegación se contaba con la Fragata Libertad para el viaje final de práctica de los guardiamarinas, lo mismo que buques comerciales estatales para los viajes finales de los oficiales de Marina Mercante.
La falencia se notaba en los viajes de práctica para los alumnos en formación durante los años de escuela.
Los dos buques militares, los patrulleros King y Murature tenían poca capacidad de alojamiento.

El Capitán Brizuela para la parte mercante y prefecturiana quedaba chico y su tecnología era muy antigua por lo que se decidió radiarlo del servicio y ofrecerlo en venta.
Era un antiguo buque de pasajeros. De nombre original Iris perteneciente a FANF que hacía el tráfico en el alto Paraná hasta Posadas.


Se planteó la necesidad de adquirir un barco más moderno y con capacidad de alojamientos más importante.
Cómo la necesidad era la navegación, la conducción de las máquinas y la administración se pensó en un buque de pasajeros.

 

Y el elegido fue el "Ciudad de Formosa". Veamos cómo fue esta segunda parte de su vida.

La de buque escuela incorporado a la armada con la característica Q 31.

 

Al incorporarse al sistema educativo de la armada dependiendo de la Dirección de Instrucción Naval cambió su nombre de Ciudad de Formosa por el de Piloto Alsina en homenaje al piloto de Marina Mercante JUAN ALSINA, quien fuera el subdirector de la escuela de Náutica, esa misma que fundara Belgrano en 1799.

Muy emotivo fue el traspaso del comando y tripulación.
Para la tripulación saliente, pertenecientes a la marina fluvial significaba la pérdida de una unidad muy querida y para los marinos entrantes, de la marina de ultramar y docentes significaba contar con un buque escuela dedicado a la instrucción sin tener tráfico comercial que interfiera con las necesidades educativas.
Ambos colegas los capitanes saliente y entrante se confundieron en un abrazo.
Este lamento por la pérdida de una fuente de trabajo era muy comprensible.
Estamos hablando del año 1981. Ya se intuía una retracción de la marina mercante argentina, junto con la desaparición de la fuerza naval de instrucción ocurrida tiempo atrás.


Por eso era tan importante la adquisición de un buque escuela.
 

Pintado de gris naval y ostentando su nuevo nombre en letras doradas dio comienzo a sus funciones de instrucción que incluyeron a todos los institutos Navales exceptuando la Escuela de Pesca que cuenta con un buque escuela propio, el Luisito, recordando al buque del mismo nombre que construyera el Capitán Luis  Piedrabuena en la Isla de los Estados con medios muy precarios.
Además de los institutos de formación profesional, embarcaron los cadetes de los Liceos Navales, incluyendo personal femenino.
Toda una novedad para la época.
En esa función de nave escuela realizó múltiples viajes de variada duración y destino, según los planes de cada instituto.


Una característica de los viajes fue hacer escala en los puertos tanto argentinos como uruguayos dónde no se registraba trabajo, con el fin de demostrar que era posible su reactivación.


Pronto se fueron descubriendo nuevas aplicaciones y usos.
Por ejemplo, con poquísimas arreglos se lo adaptó para utilizarlo como unidad de transporte y desembarco de infantes de marina (el BIM3).
Con los sistemas de carga del buque se construyó un sistema de desembarco de lanchas lo que permitía que en un máximo de 7 metros, estuviera en el agua orbitando la totalidad del batallón listo para iniciar la cabeza de playa.
En tal carácter se realizaron desembarcos en Samborombón como también en las diferentes playas de nuestros ríos.
Además se realizó el operativo Sirena en conjunto con Paraguay.


Ya como Piloto Alsina aparece nuevamente el tema de la solidaridad.

El buque, respondiendo a un pedido de la Escuela Rural de Frontera No 105, Alte. Brown, acepta y es designado oficialmente padrino de dicha escuelita del paraje Campichuelo (Entre Ríos) río Uruguay.
Enterados todos de la designación, se realizó una especie de asamblea en la que participó la totalidad de la tripulación para definir cómo hacer para que el padrinazgo fuera efectivo.
Aquí había una diferencia con lo que hacía el Ciudad de Formosa.
No había pasajeros a quienes pedirle colaboración.
Se optó por otra solución.
Donarían todos. Un porcentaje del sueldo a descontarse por boleta para aplicar lo recaudado, no en reemplazar al Estado, sino a complementarlo en los rubros que no cubre.
Algunos ejemplos de lo realizado: Compra de un aerogenerador para proveer de electricidad a la escuela y casa del docente. Creación de una biblioteca de libros infantiles.

Comprometer a la delegación de la Prefectura más cercana (la de Concepción del Uruguay) para que le brinde apoyo logístico.
Ellos se encargaron de instalar el molino generador.
Y lo más importante, cerca de fin de año, una comisión del buque con medios propios buscaban a los niños y docentes y los trasladaba a Buenos Aires.
Se alojaban en el buque y con la ayuda de esposas voluntariosas que durante una semana organizaban excursiones para que los pequeños conocieran cosas como los subtes, shopping, el cabildo y la catedral, el zoo y algún cine.
Imaginen, chicos que viven en una isla del litoral entrerriano, lejos de una ciudad. Todo era algo de maravilla.


Pero llegó el 2 de abril y la noticia…estamos en guerra.


Se suspendieron los viajes de instrucción. El Piloto fue asignado a participar en el operativo León I como buque logístico y base de las dotaciones de registro.
Resulta que el estado mayor conjunto tenía la certeza de que si se lograba impedir el desembarco inglés en Las Islas, el siguiente paso británico sería bloquear el comercio argentino cerrando el canal de salida, ya sea con fuerzas navales o con sabotaje hundiendo algún buque en dicho canal.


Todos los esfuerzos de la flota de mar estaban volcados a neutralizar a la fuerza de tareas inglesa y de la antigua flota de rio, solo quedaban los viejos King y Murature.


Además se debía defender a Ushuaia si Pinochet se decidía atacar.
En definitiva no se contaba con elementos bélicos razonables.
Se armó el OPERATIVO LEÓN I con los buques disponibles.
Los dos patrulleros, el oceanográfico Puerto Deseado, el Piloto Alsina, lanchas de prefectura y balizadores, más los aviones Navales de Punta Indios. Hasta se destinó a la Fragata Libertad al patrullaje de la zona.


En realidad, si decidían atacar no tendríamos ninguna posibilidad de resistir, pero si era la segunda opción en cada buque que entraba o salía de puertos argentino se embarcaban una dotación de registro compuesta por gente de la armada más prefectura por la parte policial y de aduana por su experiencia en descubrir contrabando. En este caso, explosivos. Este operativo era comparable a la carga de la caballería polaca contra los tanques alemanes al comienzo de la segunda guerra mundial.

Tan heterogénea era este grupo que lo bautizaron como la Armada Brancaleone en recuerdo de la película del mismo nombre.
Las tareas asignadas al Piloto eran: Patrullaje de la desembocadura del Rio de la Plata. Abastecimiento de víveres y combustible a los demás buques y ser base de las dotaciones de registro que embarcaban o desembarcaban de los buques que navegaban por canal Indio.


Cerca del fin del conflicto se le ordenó la tarea más emocionante.

Fueron tres viajes en que debió repatriar personal argentino tomado prisionero en diversos episodios y que Inglaterra repatriaba a través de la Cruz Roja Suiza.
La lista es larga. Involucró a personal civil de la empresa Davidoff, marinos pescadores del Narwal, personal de prefectura del Río Iguazú, personal militar de Marina ejército y aeronáutica y la totalidad del personal del Darwin, junto con la tripulación del submarino Santa Fe.
En tono jocoso, la gente del Piloto se vanagloria a de que ellos eran los únicos que en plena guerra se encontraron cara a cara con naves inglesas y no había sido hundidas, ni se habían rendido.


Las naves inglesas comprometidas en la repatriación eran el HECLA y el NORLAND. La cantidad de personal recuperado llegaba a las 1250 personas.
También está guerra llegó a su fin.

Terminadas las hostilidades. Se retomó la tarea específica de instrucción hasta fin de mayo de 1983 en que fue requerido nuevamente en nombre de la solidaridad.
En mayo, los ríos Paraná/Paraguay y Uruguay coincidieron en una onda de crecientes simultáneas, cosa muy poco común.
Por tal motivo el río de la plata actuó como un tapón al colmarse su capacidad de drenaje.
Esto se tradujo en una gran inundación, especialmente en los pueblos y ciudades ribereñas del río Paraguay, tanto del lado argentino como el paraguayo.

La situación se tornó crítica porque los evacuados superaron en mucho las capacidades del Chaco y Formosa para alojarlos.


Por esa razón y dada su capacidad de 400 plazas y el hecho de contar con toda la infraestructura necesaria lo hacía apto para la tarea, fue destacado al puerto de Formosa, capital.
A fines del mes de mayo, llegó a destino y se puso a las órdenes de Defensa civil de Formosa la cual dispuso la liberación de las escuelas ocupadas por evacuados, y el traslado de los mismos al Piloto
Allí se alojaron y fueron atendidos en forma integral por poco más de dos meses hasta que las aguas retornaron a su nivel normal.
Fue una experiencia emocionante para ambas partes, evacuados y tripulantes.
Casi todos los inundados eran personas humildes, habitantes de islas u orilleros que subsistían de la pesca y sus hogares de tipo precario.
Las sorpresas al vivir en el buque fueron varias, como por ejemplo abrir canilla y que por ellas saliera agua caliente, no solo agua.
Para mantener ocupados a madres y niños, los hombres tenía que cumplir trabajos para la municipalidad construyendo defensas, se organizaron juegos, cine y los domingos, bailes.

Para los que quisieron regularizar su situación casamientos, civil y religioso, bautismos, documentación, registro civil etc.


Fueron dos meses muy útiles en todo sentido

Hasta uno de los tripulantes, el técnico electricista del buque, contrajo matrimonio con una formoseña.
En contrapartida, otro tripulante, está vez del área administrativa, fue atendido de urgencia y salvado por un infarto causado por el exceso de trabajo en atender a tanta gente con necesidades tan diferentes a los de un cadete embarcado.
Formosa fue muy agradecida.

Una de las calles del barrio Incone Boleta el nombre de PILOTO ALSINA por decreto municipal.
Y hablando de nombres, una curiosidad. Si no, de mí conocimiento, dos lugares de argentina, de nombre compuesto, se los conoce popularmente por el grado y no por el apellido: COMODORO por Comodoro Rivadavia y PILOTO por Colonia Piloto.
Cómo todas las cosas, también está actividad llego a su fin.


El Piloto regresó a su base y retomó su actividad original de buque escuela.                                           
Pero también empezaron problemas serios para el buque a consecuencia de los grandes problemas argentinos.
Argentina había recobrado la normalidad democrática, volviendo a regir la constitución, los gobiernos civiles y los problemas presupuestarios.

El Piloto Alsina, junto con las escuelas  dependía de un organismo de la armada llamado en ese entonces Dirección de Instrucción Naval.
Todo ello dependiente del Ministerio de Defensa.
Y en época de vacas flacas y además con ausencia de hipótesis de guerra, defensa ve recortado su presupuesto, máxime cuando hay un cierto ánimo de castigo hacía las fuerzas armadas.
El Piloto se encontró sin fondos para el mantenimiento, reparaciones, combustible y racionamiento.
 

O sea sin presupuesto.
 

No está muerto quien pelea dice el refrán popular.
La tripulación se reunió en una suerte de asamblea, no para decretar medidas de fuerza ni pensar en cortar calles, sino que con los pies en la tierra, buscar una solución viable para evitar la posible pérdida de esa fuente de trabajo.
Algo parecido a una huelga japonesa. Generar fondos con mayor trabajo y esfuerzos para mantener operativo a la unidad, ya no con fondos del estado sino con la dedicación de toda la tripulación, desde marinería, maestranza y plana mayor.


Dos fueron las fuentes principales de ingresos.
La primera, un convenio con la Secretaria de Turismo de la Nación que mediante un pago en combustible se harían viajes diarios con jubilados zarpando desde Bs.As., navegando por el canal Mitre y el Paraná de las Palmas hasta Escobar y regreso.
Esto solucionaba parcialmente el problema del combustible, pero faltaba el problema del racionamiento y las reparaciones.


La segunda solución cubría este rubro.
Con la colaboración de empleados del Centro de Capitanes y de otras organizaciones, se ofrecieron en alquiler los amplios salones del buque para propósitos varios.
Con estas medidas, apoyadas por la Dirección de Instrucción Naval, y también por las escuelas y organismos que debían realizar viajes que contribuyan con parte de los fondos necesarios se pudieron realizar viajes con una inteligente distribución de los programas de tareas.
Los más agradecidos fueron los centros de jubilados por los viajes, todo incluido menos los helados de la cantina que se abonaban aparte.
Evidentemente, una solución típicamente criolla, que fueron efectivas y permitieron prolongar el accionar educativo e incluir operativos con Infantería de Marina.

Claro que este sistema no podía ser definitivo.   

Era cuestionable desde el punto de vista de la administración estatal.
El sacrificio en horas y tipo de trabajo fuera de las tareas legales de cada tripulante excediendo lo que sería su trabajo normal y poniendo en tela de juicio el accionar de la superioridad solo para ser algo provisorio hasta que se normalizará la situación y el presupuesto asignado a Defensa.
Pero, por supuesto que no fue así.

Por el contrario, empeoró.
En cada nuevo ejercicio, el poder político fue achicando el porcentaje dedicado a Defensa al punto que prácticamente solo alcanzaba para sueldos y el combustible para el auto del Ministro.
Bueno, me dejo llevar por la indignación del recuerdo, y este no es una crónica política.
Todo lo ocurrido en Argentina a partir de la vuelta a respeto constitucional es de dominio público.


Ante ese panorama la Armada se vio obligada a achicarse en forma drástica.

Con respecto al buque Piloto ALSINA, una comisión resolvió que había completado su vida útil, por lo que debía ser radiado y vendido.


Y con respecto a su tripulación, que pertenecía a la Marina Mercante, cumplir con la ley de la actividad, desvinculándola y pagando la indemnización correspondiente.
Esto impactó fuertemente en la instrucción de los futuros oficiales mercante, dado que la Escuela de Náutica quedó sin unidades para la instrucción práctica reglamentaria internacional, de la que argentina era signataria, por dos razones.
La pérdida de su buque escuela y la casi total desaparición de la marina mercante nacional que colaboraba embarcando cadetes en sus viajes.
YPF , ELMA, TRANSPORTES NAVALES desaparecieron como armadores comerciales, al igual que casi todas las armadoras privadas excepto una que actualmente embarca cadetes de Náutica y algunos viajes que embarcan en los viejos patrulleros. Uno de los cuales, también fue radiado.

 
Debo destacar que la Escuela Nacional de Pesca pudo conservar al pesquero escuela el Luisito.

Hay que recordar que el plan de estudio de la Escuela de Náutica plantea una carrera de cuatro años de estudios para las especialidades de cubierta y máquinas, distribuidas así:
Primer año en la escuela. Teórico.
Segundo año embarcado Teórico y Práctico.
Tercer año en la escuela Teórico.
Cuarto año embarcado en forma individual con responsabilidad de oficial y con trabajos prácticos a presentar.

De esta forma el Piloto Alsina dejó de ser tal y fue vendido a un armador particular con el que cumplió su vuelta a la navegación comercial.

Con lo que dio comienzo a la tercera y última etapa.


Una vez más la realidad desmintió al relato.
El buque lejos de haber cumplido su vida útil volvió a navegar luego de una importante transformación.
Su nuevo propietario le hizo quitar toda obra muerta dedicada a pasajeros quedando solamente la parte del puente de mando y alojamientos de tripulación con lo que quedó transformado en portacontenedores.


Consecuentemente abandonó  su nombre y lo cambio por PARANÁ EXPRESS.
No puedo brindar datos técnicos de esta última transformación porque dejó de estar disponible los mismos.
Por ejemplo la cantidad de contenedores que podía transportar, su velocidad dado que es probable que por ahorro de combustible hubiera anulado la máquina central y dejará en servicio las dos laterales.
Lo que si se pudo comprobar al ser vista navegando su extraña figura por el río Paraná sin prisa ni pausa es que el veterano buque aún tenía vida útil para brindar a su armador.
Y así continuó navegando aguas arriba y aguas abajo del río Paraná hasta que su antigüedad lo fue dejando obsoleto en términos comerciales y fue al amarre.


En ese amarre, un extraño incendio puso fin a su vida al modo de funeral vikingo.
Este buque CIUDAD DE FORMOSA; luego PILOTO ALSINA y finalmente PARANÁ EXPRESS, no fue solo un montón de fierros que navegaba por agua dulce o salada.

Tuvo y tiene su propia alma que no quiere desaparecer.

Sus ex tripulantes han creado el grupo de EX TRIPULANTES DEL PILOTO ALSINA en WhatsApp y mantienen vivo su recuerdo.
La marina mercante nacional, actualmente, casi carece de unidades que enarbolen el pabellón celeste y blanco con el sol en su centro pero el espíritu marinero de su gente se mantiene vivo y espera que algún gobierno cree las condiciones para un resurgir en forma competitiva en manos estatales y privadas cumpliendo lo dicho en 1799 al inaugurarse los cursos en la Escuela de Náutica.


...con frutos y marina haremos un comercio activo…y ya no seremos comisionistas de los intereses extranjeros.

 

Capitán de Ultramar, Eduardo Osvaldo Sulín, Director de la Escuela Nacional de Náutica (1992-1998).



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