Comentario.
La Fundación Nuestro Mar (FNM), de quienes periódicamente compartimos
artículos, el 06.03.2015 publicó la nota que se reproduce al final y sobre la
misma agrego algunas reflexiones.
Coincido
en que el Gobierno hizo poco, y que la oposición no criticó lo poco
hecho o la falta de política para el sector, tal como lo dice FNM, quienes incluyen
a toda la dirigencia política nacional. Casi el único político que se
acordó cada tanto, de la industria naval, la marina mercante y a veces la
pesca, fue Pino Solanas, tanto en el discurso político como en sus
películas.
En mi caso considero que faltó incluir a casi toda la dirigencia sindical, que para nosotros como marinos es más grave aún, porque se supone son quienes deben tener la visión mínima de conservar las fuentes de trabajo. Alguno podrá demostrar que siempre estuvo en movimiento, pero hubo mucho tiempo de internismo intergremial y de políticas partidarias al extremo, recordemos al grupo de sindicatos que sacó una Solicitada en Clarín contra otro gremio que casi ya tenía ganado su pelea por el impuesto a las ganancias.
Algunas consideraciones
El
Decreto 1010/04 fue promulgado como una medida transitoria camino a
una Ley que definiese un marco estable y de crecimiento sostenido de la Marina
Mercante.
Para
nosotros como navegantes el Decreto 1010
fue y es importante, porque significó volver a trabajar bajo
condiciones argentinas y no con legislación a veces inexistente
correspondientes a ignotos paraísos fiscales. Seguramente para algunos
armadores también fue un buen negocio y lo podemos verificar en el crecimiento
de varios de ellos, aun cuando hay toda una zona gris "inexplicable"
de algunos buques extranjeros operando en forma continua en nuestros ríos y
mares.
Ese
Decreto fue gracias a la gestión del secretario general de la CATT Juan
Palacios, el Secretario de Dragado Juan Schmidt, el Secretario del (Somu) Omar
Suarez y del Secretario de Capitanes Marcos Castro, quien habló en la casa de
gobierno en agradecimiento de los trabajadores.
A partir
de ese momento y hasta la fecha se presentaron varios proyectos de ley, algunos
originados en los sindicatos y otros en Diputados, pero ninguno tuvo una participación
sindical activa como forma de visibilizar la necesidad de una marina mercante,
a excepción de la gente de Río Santiago.
Si vimos la
participación activa de algunos sindicalistas en sus webs o programas de tv de
cable sponsoreados por ellos mismos.
Por
supuesto hubo actos y demostraciones sectoriales entre otros de Patrones y
seguramente de otros gremios, pero por alguna razón no fueron persistentes ni
acompañados por otros sectores ni tampoco se recuerda convocatorias abiertas a
los afiliados.
Entonces
hoy tenemos una Marina Mercante de Conveniencia. Sí, porque más del 90% de la
actual flota tiene esa bandera. Eso es igual a tener las fuentes de trabajo
sostenido con alfileres.
Continuamente
veo opiniones de amigos mercantes de que no se va a permitir que se repita lo
que ocurrió con el 1772/91, pero si en aquella época pudieron hundir una
marina que si existía y que estaba respaldada por leyes, decretos y tradición,
¿Como ahora no van a tumbar una marina sostenida por un decreto y con
banderas de todo el mundo si lo requieren o algún acuerdo político lo impone?
Está claro que la sociedad desconoce la
marina mercante y de la necesidad de la misma para la expo/impo de nuestras
producciones/consumo, que al no tenerla quedamos dependiendo de las flotas de
otros países y así perdiendo divisas, fuentes de trabajo y la posibilidad de
contar con una industria de servicio esencial para el comercio exterior y de
apoyo para la Armada Argentina, tal como fue durante la guerra de Malvinas.
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El mar sigue fuera de la agenda
nacional
(FNM) Ante el solemne marco del Congreso Nacional, la presidenta Cristina Fernández de Kirchner se dirigió el
pasado domingo al país, para inaugurar la Asamblea Legislativa y dar cuenta del
estado de la Nación en el último año de su mandato. En su exposición de casi
cuatro horas, en la que recorrió las más variadas temáticas, no pronunció un
solo concepto, anuncio ni reflexión vinculados con el quehacer marítimo,
corroborando así que las cuestiones del mar siguen fuera de la agenda nacional.
Los desarrollos en materia nuclear, las centrales hidroeléctricas o el
biodiesel, fueron algunas de las referencias energéticas del detallado
discurso, en el que –otra vez- estuvieron ausentes las energías marinas.
La indefinición de la “política” argentina en materia de exploración de
hidrocarburos en el mar ya es exasperante, y la distancia entre el “discurso” y
el verdadero apoyo a la investigación de energías renovables de origen marino,
inmensa.
La presidenta habló de vacas, pollos y hasta chanchos. El pescado, sin
vender.
Estos “botones de muestra”, que podrían extenderse a otros aspectos
tratados en el vasto mensaje, son señal clara de la pobrísima mirada
gubernamental sobre los espacios y cuestiones marítimas, limitada a la adopción
de decisiones puntuales, generalmente reactivas y carentes de una visión
totalizadora.
Más aún, en el largo listado de reivindicaciones, la presidenta –y sus
asesores- no juzgaron relevante
mencionar a las que tal vez fueran las únicas acciones significativas de su
gestión en la materia: la conclusión de los estudios, presentación y
seguimiento de los límites de la plataforma continental y el promisorio –aunque
todavía indefinido- intento por organizar una programa serio y continuo de
investigación científica de nuestros espacios marítimos.
Vale la pena aclarar que no existieron conflictos ni enemistades serias
entre el gobierno y el empresariado o los sectores laborales del mundo
marítimo, que pudieran “explicar” las desatenciones mencionadas.
Se trata, de una simple y prolongada ignorancia de la dimensión marítima
de nuestro país, que tampoco ha sido privativa del elenco gubernamental próximo
a partir. Con escasas y muy puntuales excepciones, estas cuestiones han
estado ausentes en la agenda de toda la dirigencia política nacional.
Y esto no es bueno para el país. Es necesario reiterar que desde hace ya
bastante tiempo, el mundo ha dejado de considerar al mar como “un tema de
futuro”, lejano y postergable.
La simple observación del interés y carrera de las grandes y medianas
potencias – sin distinción de sector del espectro político que ocupen- sobre la
investigación, aprovechamiento de recursos, uso y control del mar, son más que
elocuentes. La creciente presencia y actividad británica en materia
petrolera, pesquera y científica en el
ámbito de Malvinas y demás islas del Atlántico Sur, es un cercano e inquietante
ejemplo en este sentido.
Un ejercicio similar en el plano regional desnudará claramente la inmensa
brecha de retraso que hoy separa a la Argentina de sus socios vecinos, en
términos de desarrollo marítimo.
Quienes aspiran a dirigir los destinos de un país con la proyección
oceánica de la Argentina, deben reflexionar seriamente sobre la necesidad imperiosa
de definir una Política Marítima Nacional, que incluya las adaptaciones
institucionales requeridas para cambiar la deshilachada e inconexa red de
“ausencia de decisiones” con la que se ha venido gestionando desde hace ya
demasiado tiempo esta porción del
patrimonio, cuyo desarrollo es crucial para el presente y el futuro del país. (FUNDACIÓN
NUESTROMAR).
06/03/15
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