Por Leonardo Goldberg, Economista (UBA).
Comentarios. Es
curioso que sea un economista quien da una PROPUESTA de reforma del sistema de Prepagas
y no un médico, pero a poco de leerlo se entiende, es un negocio y por eso son los economistas quienes lo tratan y no
los médicos, aunque nosotros contratamos un sistema de cobertura médica.
Por eso la necesidad de tomar
conocimiento del negocio de las Prepagas, que este artículo en su primera parte
lo describe con toda claridad. Cobran por adelantado y pagan a plazos y el que
no puede pagar se queda sin cobertura. Lo que sobra de cada mes de prestaciones
NO DADAS se incorpora al rubro ganancias DE LA PREPAGA , ES DECIR PAGAMOS
POR RECIBIR UNA PRESTACIÓN, PERO AL NO NECESITARLA, EL DINERO EN SU TOTALIDAD
LO PERDEMOS.
A continuación el autor da
una Propuesta compleja (como no puede ser de otra manera) que puede ser la
mejor o no. Pide que se lo estudie y debata y es algo en lo cual deberíamos ser
participe, en tanto es nuestra salud la que está en juego.
Volviendo a nuestra
realidad, hay que tener presente que nuestra Obra Social está inmersa en ese
sistema y desconocemos en qué medida, en tanto nunca tenemos noticias al
respecto. Tenemos un descuento del 3% del tope que fija el gobierno (es el
mismo tope para la jubilación) A PARTIR
DEL 01-03-2012 EL TOPE ES $ 19070,55 y las empresas hacen un aporte del 6% pero
sobre el total del sueldo.
Ese 6% tiene una merma del
15% que va a una cuenta para subsidiar a la OS en casos graves y costosos.
De toda esa masa de dinero que
generamos, no tenemos balances ni ningún tipo de información PERO si sabemos
que cuando nos jubilamos y no podemos cubrir desde nuestros sueldos de jubilados
la diferencia en la prepaga, iremos al PAMI. Es decir, algo como esta explicado
en el inicio de la nota del economista, mes cobrado a caja y nada de reserva
para el futuro.
Entiendo que la mayoría
desconoce este tema, pero está en juego nuestra tranquilidad futura.
Es como una historia clínica
personal, si el doctor o nosotros no observamos lo que tenemos, la evolución de
la patología y todo lo que hace a nuestra salud presente y futura prevención,
hoy que estamos activos y con posibilidades de modificar lo indeseable, solo
nos quedara lamentarnos porque mañana será tarde.
NOS DEBEMOS UN DEBATE PARA RECIBIR INFORMACION, PROPONER O QUE
PROPONGAN MODIFICACIONES, EN SINTESIS PARA MEJORAR NUESTRO PRESENTE Y PARA QUE
EN EL FUTURO NO TENGAMOS LA MALA CONDICION
DE ESTE SISTEMA Y LAMENTABLEMENTE LA CARGA EN NUESTROS HOMBROS DE NO HABER HECHO NADA
PARA MODIFICARLO
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Las empresas de medicina prepagas forman
parte del complejo sanitario nacional y tienen una responsabilidad fundamental
en la atención médica de vastos sectores de la población, a la cual incorporan mediante contratos de adhesión leoninos,
formulados con restricciones que obedecen más a criterios financieros y de
negocios que a médico sanitarios. Por lo general, atienden a sectores de
capas medias con y sin relación de dependencia, que no tienen formas
organizativas que les sean propias, a la vez que tienen internalizada su poca
vocación de ahorro para enfrentar eventuales infortunios, combinado con una
primaria e intensa percepción del riesgo. La clase obrera se atiende en las
obras sociales sindicales y el resto de la población utiliza los servicios
hospitalarios que ya no son gratuitos, pero son más económicos o más flexibles
que en las otras dos opciones. El colapso de cualquiera de estos segmentos
puede significar el colapso de todos.
Las prepagas
nacieron en la década del ’60 y reconocen su origen en asociaciones de médicos, que
encontraron así la forma para facilitar a sus pacientes tratamientos que
comenzaban a encarecerse, producto de la amortización de procesos de
investigación y desarrollo de una generación de nueva aparatología de
diagnóstico médico y de nuevas medicaciones. No fue una iniciativa inocente.
Estuvo destinada a que los médicos de cualquier especialidad pudiesen mantener
la liberalidad de la profesión y proseguir atendiendo sus consultorios, sin
convertirse definitivamente en asalariados.
Como la mayoría de estos emprendimientos,
a medida que fueron creciendo y se apropiaban de importantes flujos líquidos,
para sus fundadores se volvieron inmanejables, porque el aspecto financiero
comenzaba a predominar sobre la actividad médica. De a poco se fueron dando las
condiciones para que los grupos financieros, con sus gerentes y técnicos fuesen
ingresando a un negocio que, en realidad, se transformó en una actividad
aseguradora sin la constitución de reservas, en la cual el siniestro es la
morbilidad.
Desvirtuando lo que fueron los orígenes
del sistema, junto con las corporaciones farmacéuticas, las prepagas han sido
un factor de aceleración de la mercantilización de la medicina.
En las prepagas los beneficios
financieros hoy no son comparables con los del período 1976/2001, pero los
contratos siguen siendo prácticamente los mismos y la restricción de servicios
contractualmente continúa como antaño, pese a que se han incorporado
prestaciones nuevas (implantes dentales) que las prepagas no atienden y se han
declarado nuevas patologías que deberían estar cubiertas pero no lo están. No
debería extrañar, en la medida en que el
flujo positivo (cuotas de los adherentes) ingresa en la cuenta de resultados de
la prepaga, que de tal forma se lo apropia. Por su parte, el egreso por el
pago a los prestadores también es un egreso de la cuenta de resultados que
tiene que ser estrictamente controlado. El pago de las cuotas debe satisfacerse
puntualmente porque, de no hacerse así, se les corta a los adherentes la
atención médica. Por el otro lado, el
pago a los prestadores se pacta con un diferimiento que puede llegar a los noventa
días. Es decir que la estructura
operativa de las prepagas está organizada alrededor de la cuenta de resultados
en lugar de estarlo alrededor de la necesidad de atender las prestaciones y,
entre otras cosas, obliga a que las empresas organicen departamentos de
auditoría médica numerosos, con el propósito de denegar cualquier solicitud de
atención médica, cuyo diagnóstico no sea lo suficientemente cristalino o no
clasifique dentro de las prestaciones preestablecidas.
Gasto médico
Si eso fuese todo, el problema sería
mínimo. Pero hay que agregarle la forma en la cual los usuarios hacen el gasto
médico, en algunos casos distorsionado por un abusivo exceso de pruebas diagnósticas evitables, que se han
convertido en una rutina para la mayoría de los profesionales. Presionan en esa
dirección los incentivos que los laboratorios van generando en los
profesionales, para que receten los medicamentos más caros, y también la
necesidad de utilizar una cada vez más sofisticada parafernalia de tecnología
diagnóstica. Desde la distribución de un abundante y a veces sofisticado
merchandising hasta la financiación de
viajes a congresos médicos internacionales, los laboratorios han logrado que
los médicos absorban con demasiada naturalidad lo que en otros momentos hubiese
sido considerado una grave falta ética.
Debido a su falta de conocimientos
médicos, a los usuarios no les queda otra alternativa que acatar sin discutir
las instrucciones. Por el médico existe una especie de temor reverencial, lo
que dificulta la posibilidad de ejercer los más elementales controles
pidiéndole, por ejemplo, que le recete un medicamento más económico con el cual
se obtengan los mismos resultados terapéuticos.
Supongamos por
caso un matrimonio de unos cuarenta años de edad, con hijos entre preadolescente y
adolescente, todos ellos clínicamente sanos. Abonan de cuota mensual alrededor
de 1000 pesos aproximadamente. Es decir que la empresa de medicina prepaga ingresa a su cuenta de resultados 12.000
pesos anuales. El jefe de familia ya está en edad de concurrir una vez al
año al médico, que le ordenará análisis clínicos que revisará en una segunda
visita. Su esposa hace dos visitas a un ginecólogo, que le indicará dos PAP y
una mamografía. Además concurrirá una vez a un médico clínico que indicará
hacerse análisis que también revisará en una próxima visita. Los hijos podrán
concurrir al médico solamente mediando circunstancias excepcionales.
Eventualmente, también podrían utilizar servicios médicos a domicilio. Sin necesidad de valorizar acertadamente
cada uno de estos actos médicos y aun cuando los mismos se duplicasen, a simple
vista surge que el gasto no justifica el nivel de la cuota. En lenguaje
contable, esto sugiere que el margen
operativo es bastante elevado. ¿Adónde va a parar la diferencia? Se aplica
a varios ítem, todos ellos indispensables –y algunos no tanto– para que la
empresa funcione: sueldos, recursos informáticos, mantenimiento de edificios y,
fundamentalmente, a engrosar las utilidades.
Mientras
tanto, la cuenta del adherente registra un abultado saldo a su favor que no
puede utilizar porque a partir del momento en que paga su cuota, ésta pasa a
ser propiedad de la empresa. No se puede argumentar que la diferencia se constituye en
una virtual reserva para utilizar a
medida que el matrimonio vaya envejeciendo y se agrande el riesgo de
morbilidad. Cuando eso suceda, la cuota
habrá aumentado por el salto etario, conforme está establecido
contractualmente. Lo que sí puede argumentarse es que la prepaga va a utilizar
los excedentes de un adherente con un bajo gasto médico, para solventar los que
tienen con un gasto médico mayor. Y la pregunta surge: ¿incondicionalmente o
nuevamente con restricciones?
El tema es importante, en la medida en
que este gasto incide fuertemente en el gasto global de las familias y pesa en
el nivel general de precios. Este es un problema coyuntural y de lo que estamos
hablando es de una cuestión estratégica, que atraviesa las necesidades de una
buena parte de la población, es de largo plazo, se vincula con un bien público
y requiere de una tutela, que no debe confundirse con una intervención estatal
para su administración.
Propuesta
El subsistema de empresas de medicina
prepaga debe definirse como integrante del sistema público de seguridad social
de la Nación ,
gestionada privadamente. Argentina tiene
una historia desgraciada en esto de la gestión privada de la seguridad social.
El ejemplo son las AFJP. Pero en
este caso, su esquema de funcionamiento podría ser utilizado, fundamentalmente,
porque se adapta a las características del comportamiento de las capas medias y
sus particulares concepciones acerca de la propiedad.
El esquema básico sería el
de cuentas individuales integrando un
fondo, una empresa organizadora, administradora y orientadora del gasto médico,
un “fondo solidario” alimentado
desde las cuentas individuales y otro fondo para supersiniestralidad médica. El
sistema se completaría con un organismo estatal de control y auditoría.
Los adherentes aportan
mensualmente en su cuenta individual el importe que la empresa “aconseje” y estos importes se van acumulando. Ya no
son propiedad de la prepaga, sino que son
propiedad del adherente. La cuota también deberá contemplar el costo de los
medicamentos al 100 por ciento, ya que el adherente así los pagará en la
farmacia, sin descuento alguno ni reintegro de ningún tipo. Que los adherentes
paguen al contado los medicamentos que están dentro de determinado rango de
precios, tiene que redundar en la disminución de sus precios de mostrador y así
debería ser negociado. Para los que superen determinado extremo, siempre está
la posibilidad de recurrir al fondo de supersiniestralidad.
En la medida que el
adherente tenga necesidad, irá haciendo su
gasto médico que se deducirá de su cuenta individual. Va de suyo que el
adherente tiene que estar advertido que su
cuenta puede agotarse con un gasto médico indiscriminado fundamentado en
prescripciones superfluas, tanto de medicamentos como de prácticas
diagnósticas. El adherente tiene que conocer el precio de las consultas por
especialidad y el de cada práctica. La doble consulta no deja de ser un
instrumento a tener en cuenta para ejercer los controles.
El
“fondo solidario”
se constituye con las deducciones mínimas necesarias y variables a las cuentas
de los adherentes, hasta completar una cifra actuarialmente determinada. Su
destino es atender los tratamientos
médicos de aquellos adherentes que por motivos circunstanciales se han quedado
con un saldo propio utilizable demasiado exiguo. Esta transferencia de
fondos es transitoria. Cuando el adherente beneficiado comience a acumular
fondos nuevamente, deberá reintegrarlo.
El
fondo de supersiniestralidad médica está destinado a atender enfermedades
graves, preexistentes o no, y medicación a partir de determinado precio, cuya
financiación no pueda realizarse con los fondos acumulados en la cuenta del
adherente enfermo, ni con los aportes del fondo solidario. Se constituye con
los aportes de los adherentes, hasta una suma que deberá determinarse en base a
la experiencia siniestral de la prepaga. Deberá estar reasegurado por
aseguradoras locales a designar por la Superintendencia
de Seguros de la Nación
y dejará de engrosarse cuando su cuantía sea actuarialmente la óptima.
La
empresa administradora se solventará mediante comisiones descontadas de las
cuentas de los adherentes.
El descuento deberá ser compensatorio de
la labor realizada, no de la labor por realizar. Entre sus funciones estará
la de administrar las cuentas de los adherentes, el fondo solidario y el de
supersiniestralidad. Deberá designar un cuerpo médico para las dobles consultas
que serán con cargo a la cuenta del adherente. No contratará médicos para
formar una cartilla, sino que se manejará con un sistema de cheques contra las
cuentas de los adherentes. Con los fondos acumulados, podrá realizar
inversiones de renta cierta y fácil recupero, sin perjuicio de intervenir en la
financiación de proyectos de mediano y largo plazo, asociada a bancos locales,
uno por lo menos de ellos estatal de cualquier jurisdicción. Tendrá prohibido hacer colocaciones
financieras en el exterior.
Tal como estaría diseñado,
el sistema tendría salvaguardas. Estaría cubierto por seguros y reaseguros y,
además, en caso de falencia de la empresa, las cuentas podrían ser absorbidas
por otra. La cuota para engrosar el fondo de cada adherente, podría ser alta al
principio, pero la tendencia sería hacia un descenso secular, especialmente si
el saldo de la cuenta es el óptimo actuarialmente y la morbilidad del grupo
familiar amparado es baja.
Se sinceran los precios de
los medicamentos, ya que la relación con las farmacias sería directa, la figura
de la mandataria intermediadora y parasitaria desaparecería y no se recargarían
los precios con tasas obviables. Acotaría severamente las acciones de marketing
de los laboratorios farmacéuticos.
Lo que se expuso es una de las tantas
ideas para resolver un problema que se está agravando paulatinamente. Es una
idea general, que deberá ser sometida a un intenso estudio técnico para
perfeccionarla antes de su tratamiento legislativo o para mejorarla. También
para rechazarla. No obstante, lo importante es que debe procurarse desplazar el centro de gravedad del sistema
desde el negocio financiero hacia la atención médica, quitarles a las prepagas la posibilidad de hacer negocios colaterales
y abaratar los precios a partir de sincerar las variables intervinientes. Lo
importante es lanzar el debate, porque hay muchas cosas que reformular después
de diez años de liberalismo cerril y empobrecedor. La financiación de los actos
médicos es una de ellas
Salud propuesta:
-Las prepagas nacieron en la
década del ’60 y reconocen su origen en asociaciones de médicos.
-Desvirtuando lo que fueron
los orígenes del sistema, junto con las corporaciones farmacéuticas, han sido
un factor de aceleración de la mercantilización de la medicina.
-El subsistema de empresas
de medicina prepaga debe definirse como integrantes del sistema público de
seguridad social de la Nación ,
gestionada privadamente.
-Argentina tiene una
historia desgraciada en esto de la gestión privada de la seguridad social. El
ejemplo son las AFJP.
-El esquema básico sería el
de cuentas individuales integrando un fondo, una empresa organizadora,
administradora y orientadora del gasto médico.
PAGINA 12, suplemento económico del 12.02.2012.
Muy buena la nota y acertado tu comentario Eduardo. Faltaria crear una "ley de tratante de blancos" sin diferenciar generos, este pais esta lleno de sistemas regentedos por "pseudo-cafisios",como por ejemplo nuestras habilitaciones.
ResponderEliminarDaniel.
Volvi a leer toda la nota...sigo pensando que todo lo propuesto por el economista nos acercaría mucho al sistema de salud de Canada. En aquel momento de mi primera lectura tuve esperanzas, pero si esto se publico en Pagina 12 y solo quedo en eso, una publicación, no quiero imaginar el desenlace de este tema a partir del 2016....Se que puede sonar de asqueroso, pienso que ningún gobierno de la democracia siquiera igualo a los milicos en educación, seguridad y salud.
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