En
noviembre de 1996, después de terminar una marea en un potero, presenté una
nota a la CD del
Centro de Maquinistas con una serie de reclamos referidos a la seguridad en los
mismos.
Días después
cuando me hice presente por otros motivos, me mostraron que habían cambiado los
encabezados y los saludos finales y lo presentaron a la Cámara correspondiente como
reclamo originado en el mismo gremio. Bien.
Ahora
pasados unos años, presento por este medio una parte de ese mismo reclamo,
porque algunas cosas mejoraron, pero otras siguen pendientes.
El reclamo en cuestión consiste en cambiar
la ubicación de las balsas salvavidas, de modo que las mismas puedan caer
libremente al agua, tal como la reglamentación y el sentido común lo indican.
Esto
surge porque en algunos barcos no tienen esa caída libre y para poder usar las
balsas, es necesario transportarlo a mano hasta popa o proa, por un estrecho
pasillo, (ni pensar en mover los aproximados 2 metros que las parrillas
sobresalen de la borda para pasarlo por el
extremo). Todo esto agravado porque son buques en general de poco porte
que rolan y cabecean continuamente y que si llega el momento de usarlo,
seguramente será en condiciones climáticas rigurosas.
Seguramente
hay más de una solución, por ejemplo los nuevos de origen japonés tienen las
balsas ubicadas en el puente volante.
Para
arrojarlas al mar hay que levantar las parrillas que están debajo de estas,
bajar una rampa especial que la guiará de manera que pueda caer libremente al
mar y arrojarlas. Teóricamente no debería haber inconvenientes en poder
arrojarlas libremente al mar.
Otros
tienen balsas en popa, pero sería difícil embarcar de esta manera por el
movimiento del buque. Así mismo no se
podría embarcar con escala de gato debido a que quedaría pendulando, al no
poder apoyarse en el casco. Incluso podría meterse la balsa debajo del codaste,
que en este tipo de buques es muy pronunciado. Por último podría moverse la hélice.
Quizás
lo más correcto sería ubicar las balsas en la cubierta de las máquinas poteras,
en el centro del barco. Para esto habría que sacrificar un par de máquinas
poteras, tema que no es fácil. O de lo contrario adoptar el sistema de los
pesqueros japoneses.
Algo habría
que hacer.
Para
quienes no conocen como es un potero, la foto que va a continuación quizás
permita apreciar mejor de que estamos hablando. Las balsas necesitan espacio
para caer en el medio de las parrillas que sobresalen en ambas bordas del buque
y las mismas terminan en los extremos color naranja, que es por donde pasan las
líneas con los respectivos anzuelos.
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