11 de mayo de 2013

ELLA de Hector Scaglione.

Estábamos en plena actividad de descarga cuando la descubrimos. Era un espectáculo verla caminar por los muelles de Brest. Cadenciosa, esbelta, con el pelo al viento, parecía deslizarse entre los hombres ocupados en sus tareas. Muy segura de sí, enfiló en dirección a nuestro buque, enfrentó la planchada real y embarcó sin pedir permiso como si fuese una experta marinera, dueña del lugar en que pisaba. Al trasponer la cubierta principal entornó los ojos y nos miró como si nos conociese. En ese primer instante conquistó a todos, desde el capitán al último marinero. Sin dudarlo prefirió a los oficiales, al dirigirse resueltamente hacia nosotros. Su presencia a bordo motivó con el tiempo una sucesión de gratificaciones que nos hizo quererla entrañablemente.

TEXTO COMPLETO en: E L L A


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