Abastecimientos logísticos arribados a Malvinas
. “Río Cincel”
. “Mar del Norte”
. “Formosa”
. “Bahía Buen Suceso”
. “Río Carcarañá”
. “Isla de los Estados”
. “Yehuin”
Transportes con material logístico para Malvinas arribados, entre otros
buques, a puertos patagónicos
. “Córdoba”
. “Lago Traful”
Buques Tanque abastecedores de combustible
. “Puerto Rosales”
. “Campo Duran”
Producida la Operación “Rosario”
quedaron en manos de efectivos de nuestra Armada las instalaciones portuarias
de Puerto Argentino. Las mismas estaban compuestas por el muelle de la Gobernación,
el muelle de la FIC (Falkland Islands Company), el muelle de Camber, ubicado en
la costa opuesta de la bahía interior, en cuyo lugar se encontraban los
depósitos de material naval, los tres grandes tanques de gasoil para
abastecerse la población, las unidades navales y la planta de combustible.
A estas instalaciones fijas
se agregaron una chata de combustible sin propulsión propia; un pequeño
remolcador de dársena, el Lively y un buque de carga para servicio interisleño
de unas 250 toneladas y 8 nudos de velocidad de nombre Forrest. Además de todo
ello debían sumarse dos EDPV (embarcaciones para desembarco de personal).
Al personal necesario para todos los
servicios, reunido con no pocas dificultades, se agregó un Grupo de Buzos
Tácticos al mando del Teniente de Corbeta, Emilio Héctor Edgardo Gazzolo para
proveer seguridad.
Al apostadero Naval Malvinas
centralizado en las instalaciones del muelle de Canber, con una estación de
radio precariamente montada en la ciudad a las órdenes del Capitán de Corbeta,
Guillermo Gregorio, quedó constituido el mismo 2 de abril y su jefatura pasó a
ser ejercida por el Capitán de Fragata, Adolfo Aurelio Gaffoglio.
El 5 de abril fue designado Comandante
de la Sub-área Naval Malvinas el Capitán de Navío, Antonio José Mozzarelli,
quién al arribar a Puerto Argentino el 8 de abril se constituyó en el
Comandante del grupo Naval. Entre otras medidas el jefe naval se encargó de
reunir además del Apostadero Naval, al Transporte Naval ARA Isla de los
Estados, que quedó bajo el comando militar del Capitán de Corbeta, Alois
Payarola; el Forrest a cuyo mando
designó al Teniente de Navío, Rafael Gustavo Molini, con una dotación de
hombres de la Armada. Posteriormente cuando arribó el Transporte Naval ARA
Bahía Buen Suceso, designó como comandante militar del mismo al Teniente de
Fragata, Enrique Zukowsky.
Una de las primeras tareas que tuvo que
encarar la Comandancia de la Subárea naval fue el minado de los accesos, por
agua, de puerto Argentino. Unas 25 minas modelo 1925 llevadas por el Bahía Buen
Suceso, fueron transbordadas al Transporte Naval Isla de los Estados, barco que
pese a no ser apto para esas tareas, cumplió con suficiencia el sembrado de las
minas. A cargo de la maniobra estuvo el Teniente de Navío Horacio González
Llanos, quién tras efectuar algunas adaptaciones en la nave, logró completar el
sembrado en el corto lapso de dos días pese a las dificultades operativas y las
inclemencias de un clima tormentoso.
El 15 de abril comenzó la maniobra que
no estuvo exenta de riesgos. En una fase de la misma, los fuertes rolidos del
barco, que hacían pendular peligrosamente del guinche los pesados artefactos,
provocaron que uno de ellos se desprendiera y fuera a caer con gran estrépito
dentro de la bodega del buque donde estaba el resto de las minas.
Afortunadamente funcionó el dispositivo de interrupción del circuito que evitó
un desastre. Dos días después finalizó el sembrado en ese lugar que quedó
concretado en dos campos minados defensivos denominados Tommie I y Tommie II.
La previsión de sembrado de minas (600 en total) en Gregorias y los accesos al
Canal San Carlos no pudieron concretarse debido a que el carguero Córdoba, que
las transportaba, no arribó a Malvinas.
Durante el mismo mes, llegaron a Puerto
Argentino varios buques mercantes. Algunos como el Río Cincel, Mar del Norte y
Formosa, terminada su descarga pudieron partir y regresar al continente. Otros,
como el Río Carcarañá y el Yehuin quedaron en Malvinas.
La descarga de las naves portadoras de
abastecimientos presentó diversos problemas. El amarre de las unidades, por sus
dimensiones, en los precarios y reducidos muelles de Puerto Argentino, donde no
había utilería para el peso de los contenedores obligaba a que éstos, una vez
depositados, fueran vaciados a mano. Ese engorroso trabajo no fue realizado por
estibadores capacitados pues se carecía de ellos y dicha mano de obra, debió
ser suplida por las mismas tripulaciones de los mercantes y personal militar de
todas las jerarquías. Cuando más tarde llegaron a Puerto Argentino dieciséis
estibadores (argentinos y chilenos) pertenecientes a la agencia Marítima de
Carga y Estibaje TAMI, los cuales se habían ofrecido voluntariamente, éstos no pudieron
ser empleados en su tarea específica, pues los grandes cargueros ya no se
encontraban en ese lugar y dicho personal fue derivado a través de un grupo
orgánico para tareas de limpieza (MANLIMA –Mantenimiento y limpieza Malvinas).
Los estibadores de TAMI fueron: Romirio Alvarez, Fidel Santana, Leandro Daniel
Conchillo, Demaro Ibieta Martinez, Segundo Jaramillo, Concepción López, Victor
Manuel Mardones Norberto Montenares, Ireneo Heriberto Neira, Omar Enrique Núñez
Fierro, Raul Paillamann, Luis Alberto Quijada, Adolfo Santana Ojeda, Justo
Roque Varas, José Orlando Vargas Vargas y Vicente Verazay.
El 12 de abril se incorporó al grupo
naval, una sección de Lanchas Guardacostas de la Prefectura Naval a las ordenes
del Prefecto Martínez Lloydi, compuesta por la G.C .82 Islas Malvinas, al mando
del Oficial Principal, Jorge Carrega y la G.C .83 Río Iguazú comandada por el
Subprefecto, Eduardo Olmedo, las que habían cruzado desde el continente al
límite de su autonomía, logrando quebrar el bloqueo enemigo.
Estos dos guardacostas fueron muy útiles
en el cumplimiento de las múltiples tareas que requerían las necesidades de la
defensa militar dentro de una difícil y desconocida geografía. Entre otras
peligrosas misiones, estas lanchas, guiaban entre las aguas minadas a las naves
que se acercaban a Puerto Argentino, patrullaban las costas y aguas
jurisdiccionales, trasladaban de día y de noche tropas y pertrechos bélicos y
servían de apoyo a los efectivos de la Armada que hacían detonar bombas
antibuzo en las ensenadas para contrarrestar la posible acción de comandos
anfibios ingleses. Ambas naves tuvieron también su bautismo de fuego y una de
ellas, la Río Iguazú logró abatir a un avión Sea Harrier.
El 27 de ese mes llegó a Puerto
Argentino el Contralmirante, Edgardo Aroldo Otero quién asumió inmediatamente
el comando de todos los efectivos de la Armada presentes en las islas, con la
denominación de Agrupación Naval Malvinas. De esta agrupación pasaron a
depender el Grupo Naval, el Grupo de Infantería de Marina y el Grupo de
Aviación Naval.
Además del alijador Forrest fueron
requisadas también otras dos naves menores pertenecientes a la FIC: el Monsunen
y la goleta Penélope. Las tripulaciones de estas embarcaciones, compuestas con
hombres de la Armada, a medida que navegaron y fueron reconociendo los diversos
recodos de las islas adquirieron una enorme práctica que los transformo en
verdaderos baqueanos.
Para esas navegaciones sus nuevos
comandantes pudieron contar con cartas inglesas y los apuntes de los antiguos
patrones que fueron hallados a bordo. La consigna para estos pequeños barcos
era navegar muy pegados a la costa, normalmente de noche, no usar radar,
mínimamente la radio y en caso de ser atacados tratar de embicar la nave sobre la costa más próxima.
Esta orden resultó particularmente
acertada en el caso del guardacostas Río Iguazú, que al momento de ser atacado
atinó a dirigirse a la costa del Seno Choiseul donde encontraron refugio sus
tripulantes y posteriormente pudieron ser rescatadas las piezas de artillería
que luego fueron utilizadas en la defensa de Darwin-Pradera del Ganso.
En previsión de que las comunicaciones
pudieran estar siendo interceptadas por los ingleses, fue elaborado un código
para irradiar las órdenes operativas y logísticas. El mismo era ampliado y
actualizado constantemente debido a las situaciones cambiantes y ello trajo
aparejado también una serie de inconvenientes, pues debían manejarse con
cuidado, derrotas, urgencias, puntos de encuentro, etc., con el consiguiente
riesgo de cometer errores de interpretación. Amén de ello, paulatinamente,
también el frecuente uso del medio radial los llevo a expresarse con frases
sobrentendidas y expresiones en lunfardo que difícilmente iban a poder ser
interpretadas por los británicos.
Otro inconveniente bastante arduo de
solucionar fueron las interferencias con
otras fuerzas. Ello se debió primordialmente
a la dificultad que tenían los efectivos del ejército en diferenciar,
especialmente de noche, los buques propios de los del enemigo. Fue por lo tanto
necesario que cada movimiento de las naves tuviera que ser avisado a la red
telefónica del Ejército, esperando que la retransmisión alcanzara a ser
interpretada correctamente.
Uno de los principales obstáculos que
estas naves auxiliares enfrentaron en sus periódicas travesías fue el cruce de
tramos donde sus derrotas no ofrecían accidentes geográficos aptos para
ocultarse. Tal fue el caso del trecho comprendido entre la Isla Bougainville y
Bahía Baja y también Bahía Agradable y Puerto Fitz Roy. Dicha zona era navegada
casi todas las noches no solo por nuestros barcos sino también por los
destructores enemigos en sus punitivas incursiones de cañoneo sobre Puerto
Argentino. Por ello, a fin de tener información precisa y oportuna de los
movimientos de los buques ingleses y poder avisar a las unidades propias acerca
del mejor momento. Para contemplar dichos cruces, la Comandancia del Grupo
Naval decidió instalar un puesto de observación en la Isla Bougainville. La
tarea fue cumplida por los buzos tácticos asignados a ese Comando, quienes con
un vehículo y botes de goma se trasladaron por tierra desde Puerto Argentino
hasta Punta Fox, el extremo más próximo entre la Isla Soledad y Bougainville.
Desde allí cruzaron el Seno Choiseul en sus embarcaciones y se establecieron en
un punto de esta última que les permitió tener una buena observación del mar
circundante. Así, gracias a las informaciones proporcionadas por este grupo
táctico, nuestras unidades pudieron seguir eludiendo la acción de los buques
ingleses.
La experiencia aquilatada por el grupo
Naval en las Islas Malvinas resultó invalorable. Sobre la base de un destacado
profesionalismo dejaron de lado las imprevisiones propias de un conflicto
impensado y con gran sentido de la responsabilidad profesional se dedicaron a
cumplir con su deber en condiciones de alto riesgo. La imaginación, la
iniciativa y un elevado espíritu de lucha fueron coordinados por el Comando
Naval, haciendo que sus hombres cumplieran ese servicio de acuerdo a las
mejores tradiciones de nuestra Armada.
Unidades que quedaron subordinadas a la Agrupación naval Malvinas
Transporte ARA Bahía Buen Suceso
Transporte ARA Isla de los Estados
Guardacostas PNA Río Iguazú
Guardacostas PNA Islas Malvinas
Mercante ELMA Río Carcarañá
Remolcador Yehuin
Alijador Forrest
Remolcador Lively
Transporte Monsunen
Goleta Penélope
EDPV (2) Embarcaciones
menores para desembarco
BREVE
RESEÑA DE LAS NAVES MENORES AUXILIARES
La total carencia de infraestructura de
Puerto Argentino y el resto de los pequeños apostaderos malvinenses obligó al
alije de los grandes transportes a buques menores, la mayoría propulsados por
débiles motores. Estas embarcaciones de reducido porte fueron los verdaderos
“caballitos de batalla” utilizados por la Agrupación Naval Malvinas para las
múltiples tareas de logísticas y operativas que exigía la circunstancia.
Las naves auxiliares Forrest, Monsunen y
Penélope, estuvieron al comando de jóvenes oficiales de nuestra Armada
secundados por tripulaciones de suboficiales de la misma Institución, y el
Yehuin, si bién tuvo conducción naval militar contó con tripulación mixta
(Armada y mercantes) todos los cuales cumplieron con valor y alto espíritu de
sacrificio ese imprescindible y silencioso servicio. Prueba de ello son las
numerosas condecoraciones que en su mayoría recibieron.
YEHUIN.
(Su historia completa se desarrolla en capítulo aparte)
Remolcador de mar cuya denominación
naviera es “supply wessel” (abastecedor ultramarino) había prestado apoyo a la
plataforma marítima “Gral. Mosconi” y fue cedido a las autoridades navales por
sus dueños la Empresa GEOMATER. Tenía 53 metros de eslora por 11 de manga y
estaba impulsada por dos poderosos motores diesel.
Por su diseño era apto para alije,
trasbordo, desembarco, traslado de tropas, container, etc. Estuvo al mando del
Capitán de Corbeta, Eduardo Adolfo Llambi con trece hombres de la Armada y
cinco tripulantes civiles voluntarios, más un directivo de la Empresa , también
voluntario, el Sr. Oscar García Lattuada. La nave rompió el bloqueo británico y
cruzó a Malvinas el 28 de abril, donde permaneció cumpliendo los más diversos y
riesgosos trabajos hasta el final de la batalla. Fue el barco argentino que más
cantidad de millas navegó durante la guerra de Malvinas.
FORREST
Buque logístico interisleño
perteneciente a la FIC (Falkland Island Company) que fue requisado por la
Armada y quedó al mando del Teniente de Navío Rafael Molini con un núcleo de
tripulantes del Arma Naval. Asignado a tareas logísticas, colaboró además en el
sembrado de minas, remolques, abastecimientos y el rescate de náufragos.
Provisto de un precario armamento, sostuvo, junto al Guardacostas Islas
Malvinas ,el primer encuentro armado de una nave tripulada con personal de la
Armada contra un helicóptero británico al que puso en fuga el día 1 de mayo.
MONSUNEN
Alijador requisado a la FIC que fue
comandado por el Teniente de Navío Jorge Gopcevich Canevari y una dotación de
14 hombres de la Armada provista de fusiles y una ametralladora MAG cedida por
el Regimiento 4 de Infantería de Ejército. Por su capacidad de transporte y
plumas resultó utilísimo en tareas de apoyo, traslado de tropas, víveres,
medicamentos, alijes diversos y también búsqueda de náufragos. El 22 de abril,
fue localizado por un helicóptero británico que los intimó a rendirse y al cual
lograron averiar y poner en fuga con el fuego de sus fusiles. Luego fueron
cañoneados por dos fragatas británicas pero lograron ponerse a salvo arribando
a una playa.
El 24 de abril, remolcado por el
Forrest, por problemas en la hélice, quedó en Goose Green donde los sorprendió
la batalla por Darwin. La dotación de Monsunen se presentó al Coronel, Italo
Piaggi y se sumó a la defensa del lugar.
Tuvieron como misión la defensa de
un sector de la playa desde donde el segundo jefe de la nave, Teniente de Navío
O. Vázquez, con un cañón del Ejército hizo fuego sobre dos fragatas inglesas
que tuvieron que alejarse del lugar: Pese a que el Monsunen recibió algunos
impactos no fue hundido y tras ser destruidos, por la tripulación, sus aparatos
esenciales debió rendirse.
PENÉLOPE
Goleta de la FIC , que fue hallada
abandonada en un muelle de la Isla Águila el 8 de mayo y tras ser requisada
quedó al mando del Teniente de Navío, Horacio Gonzalez Llanos. Al igual que los
otros dos barcos auxiliares la Penélope colaboró en múltiples tareas de alije
transporte y rescate. Se trataba de un pequeño pesquero de madera de origen
alemán, de 25 metros de eslora, provisto de una pluma cuyo único motor le
proporcionaba una velocidad de 5 nudos. Su tripulación estuvo compuesta, además
de su Comandante, por el Suboficial Juan Oscar Luna, Cabo 1ro, Daniel Peralta;
Cabos 2do. Carlos Francisco Contreras, Raúl Nicolo, Eduardo Rivero y el
Conscripto Roberto Miguel Herscher. Uno de sus arriesgados viajes transcurrió
durante los últimos días de mayo cuando zarpó de Puerto Fox, con una carga de
treinta tambores con nafta para aviones y otras cargas logísticas destinadas a
Puerto Argentino. Ello lo llevó a cumplir una azarosa travesía por las caletas
de las islas tratando, de no ser detectado, donde se encontró con graves dificultades
por falta de combustible y de víveres. Después de varios días, durante los
cuales no lograron comunicarse con su base y cuando se encontraban caleteando,
en esa táctica de ocultarse de día para navegar de noche, divisaron una casilla
en tierra donde decidieron desembarcar. Para su sorpresa se encontraron con
tambores de gasoil con cuyo combustible llenaron sus tanques. Tras solucionar
sus dificultades y cuando ya se lo daba por perdido, después del día 12 la
Penélope pudo arribar con su carga a Puerto Argentino.
Para esta edición cabe agregar que
la Penélope es el nombre actual de la goleta Feuerland que cruzó desde Alemania
en 1929 al mando del capitán, piloto y explorador Gunther Plüschow, quién exploró por aire y
por agua parte de la Patagonia , Tierra del Fuego y los glaciares. Terminada la
aventura Pluschow vendió la embarcación a un comerciante de lana que le cambió
el nombre por el de su hija, Penélope, y la llevó a Malvinas. La trayectoria
completa de la expedición Pluschow esta magníficamente relatada en un libro de
Roberto Litvachkes, Editorial Serie del Sur; y las vivencias de un tripulante
de la Penélope en la guerra de Malvinas, quedaron impresas en la obra “Los viajes del Penélope” de Tusquets
Editores. La historia de Gunter Plüschow en su desempeño durante la Primera
Guerra Mundial, fueron relatadas por el mismo Plüschow en su libro “Las
Aventuras del Aviador de Tsingtau”, que produjeron Roberto Litvachkes y Carlos
Biscioni, Presidente de la asociación “Amigos de la Tradición Náutica Argentina.
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