25 de julio de 2015

En Rawson, los naufragios de la flota amarilla permanecen en la oscuridad.

Comentario. El pasado 08 de junio Roberto Maturana reprodujo en facebook una Nota de 2009 de la "Revista Puerto, la otra cara de la pesca".


Son temas que cada tanto deberían ser actualizados o reproducidos, aunque sea como mínima forma de reclamo, por esa razón la volvemos a subir.

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La justicia no ha echado luz sobre los hundimientos del ‘Don Víctor’ en 2002, el ‘Argentina S’ ese mismo año, el ‘Don Roberto’ en 2003, ‘Santa Lucía’ y ‘Siempre Don Pablo’ en 2004, y el más reciente de 2006 el ‘Don Rosario G’, que totalizan más de treinta tripulantes fallecidos en tareas de pesca.



29 10 2009, texto y fotos de NELSON SALDIVIA

La Justicia Federal de Rawson no ha echado luz sobre ninguno de los naufragios y desapariciones de barcos de la flota amarilla acaecidos entre 2002 y 2006, los expedientes siguen abiertos, pero nada se ha logrado en materia investigativa, en consecuencia no se ha determinado, y por el tiempo transcurrido parece bastante improbable que ocurra, cuáles han sido las caudales de esos hundimientos.

Hace pocos días se cumplieron tres años de la trágica desaparición del buque “Don Rosario G”, en la que perecieron sus siete tripulantes, y sólo uno de los cuerpos fue hallado. Esa embarcación logró ser ubicada, se conoce con precisión el lugar del hundimiento, pero las tareas para el recupero de los cuerpos, que según se estimó quedaron en el interior del barco, nunca se efectuaron aduciéndose imposibilidades técnicas al encontrarse en el lecho marino a 65 metros de profundidad.


El Don Rosario G desapareció el 22 de octubre de 2006 y días después se produjo el hallazgo en inmediaciones de Punta Lobos, a unas 36 millas náuticas al sur de Rawson y a 28 de la costa. Como en la mayoría de los siniestros las tareas de búsqueda se extendieron solo algunas semanas para luego ir diluyéndose y levantarse el operativo.

Mientras se argumentó que llegar hasta el buque pesquero hundido era una tarea imposible de realizar desde el punto de vista técnico, hace pocos meses se pudo saber que ante el naufragio de un barco con una carga de oro en las costas santacruceñas logró ser recuperado hasta casi el último lingote.

Las causas que han provocado los numerosos siniestros en la flota amarilla siguen siendo hoy una incógnita. Y, en honor a la verdad se debe decir, que no abundaron esfuerzos para arribar al esclarecimiento de los hechos.

La comunidad de Rawson en general y la familia pesquera en particular sufrió consecutivos golpes por los hundimientos del ‘Don Víctor’ en 2002, el ‘Argentina S’ ese mismo año, el ‘Don Roberto’ en 2003, ‘Santa Lucía’ y ‘Siempre Don Pablo’ en 2004, y el más reciente de 2006 el ‘Don Rosario G’, que totalizan más de treinta tripulantes fallecidos en tareas de pesca.

Sólo hubo conjeturas de lo que ocurrió en cada caso, y una de las primeras a la que siempre se echó mano fue a la del ‘error humano’, cuestión que ha sido imposible contrastar ya que los cascos de los barcos no fueron recuperados, a excepción del ‘Siempre Don Pablo”. También se mencionó en el listado de probables causas, las condiciones de estabilidad de los buques tras las modificaciones que se les practicaron especialmente destinadas a ampliar sus capacidades de bodega.

Al no haber certezas, y tampoco demasiado interés en obtenerlas, hizo que también se tejieran mantos de dudas y sospechas sobre la conveniencia a no de que aparecieran y se recuperaran las embarcaciones siniestradas para efectuarles los correspondientes peritajes. Los controles y las certificaciones de la Prefectura Naval también fueron objeto de suspicacias, pero la justicia nunca avanzó en la determinación de responsabilidades.

Con todo, sigue hoy sin saberse qué ocurrió, los expedientes duermen en los despachos del Juzgado Federal de Rawson. Y más allá del pago de las indemnizaciones a las familias de las victimas con las declaraciones de presunción de muerte de los náufragos desaparecidos, la verdad permanece en la oscuridad de las profundidades del mar.

‘Tiempo que pasa, verdad que huye’, refiere el apotegma que interpreta que el transcurrir del tiempo atenta contra el esclarecimiento de los hechos, y todo indica que eso es lo que aquí ha ocurrido.

“DON VÍCTOR: SIETE MUERTOS

Un breve repaso de los siniestros, nos remite a agosto del 2002 cuando el barco “Don Víctor” desapareció en cercanías de Punta Atlas, según se infirió tras los últimos contactos realizados. La tripulación de ese buque estaba conformada por: José Di Bona (patrón); Edgardo Acacio (maquinista); Miguel Cabral; Roberto Mellado; Miguel Santa Cruz; Mario Mardones y Vicente Goyeneche como marineros.

“ARGENTINA S”: UN MUERTO

Un menor de 17 años pereció al naufragar en la boca de acceso al puerto capitalino el barco Argentina S, en un hecho ocurrido en diciembre de 2002. La vuelta de campaña de la embarcación cegó la vida de Sebastián Albertissi, hijo del patrón que estaba al mando del barco.

“DON ROBERTO”: SIETE MUERTOS

El 21 de mayo del 2003 zarpó de Puerto Rawson el pesquero “Don Roberto”, perdiendo contacto al día siguiente para ser hallado luego dado vuelta de campana cerca de Comodoro Rivadavia. En circunstancias que nunca fueron esclarecidas, cuando el barco había sido boyado para recuperar el casco y los cuerpos, las amarras se desprendieron y se hundió completamente, y nunca pudo ser inspeccionado. La tripulación estaba compuesta por Alfredo Rubén Becco, Cristian Daniel Luna, José Fernando Caballero, Carlos Abel Mariño, Enrique Gabriel Gómez, Marcos Diego Sánchez y Martire Abdón Encina. El buque pertenecía al empresario Roberto Valle, quien tras esa tragedia dejó la actividad y se abocó al automovilismo, siendo actualmente propietario de una de los equipos de competición del TC.

“SANTA LUCÍA”: SEIS MUERTOS

El 15 de abril del 2004 fue despachado el barco “Santa Lucía” del puerto rawsense y desapareció ese mismo día en las proximidades de Punta Tombo. Su tripulación estaba compuesta por: Miguel Ciccollela (patrón), Claudio Alarcón (conductor de máquinas), César Carrasco, Mario López, Mario Peralta y Pablo Cárdenas (marineros). El buque pertenecía a la empresa Semaloma SA, en ese entonces propiedad del malogrado Arnaldo Colombo.

“SIEMPRE DON PABLO”: DOS MUERTOS

El 25 de noviembre del 2004 fue la fecha de despacho del pesquero “Siempre Don Pablo” con destino a zona de pesca. Este buque naufragó en plena faena y pudo ser observado por otros pesqueros que estaban en sus inmediaciones, lo que permitió recuperar a parte de la tripulación con vida. El incidente fue también una vuelta de campana según relataron los testigos. Perecieron el capitán José Esmaín, su hijo José Luis Esmaín, y su hijastro Oscar Velásquez. Sobrevivieron Carlos Inuyi, Juan Bolsinsky, Ricardo Saravia y Damián Gil. Fue el único buque que pudo recuperarse el casco que hoy permanece escorado frente a la Prefectura de Rawson.

“DON ROSARIO G”: SIETE MUERTOS

El 22 de octubre de 2006 salió del muelle nuevo el “Don Rosario G”. El hallazgo se produjo en inmediaciones de Punta Lobos, siendo el último reporte satelital en 43º 51’ S, 34º 38’ W. La tripulación estaba compuesta por Carlos Valdebenito (desaparecido), Emiliano Vega (desaparecido), Miguel Lacunza (desaparecido), Carlos Flores (desaparecido), Luis Desinder (desaparecido), Gabriel Albarado (desaparecido), Juan Saldivia (hallado fallecido). La embarcación pertenecía a la familia Gianotta.


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