Comentarios: En
estos días, los marinos militares y mercantes, al igual que el pueblo
argentino, vemos acongojados que no se puede localizar el submarino "ARA SAN JUAN" y fundamentalmente a sus 44 tripulantes.
Afortunadamente
en la búsqueda, la Armada Argentina cuenta con el apoyo de naves y equipos especializados
de países vecinos, norteamericanos, ingleses y franceses.
Buscando
información me cruce con un bloguero a quien sigo desde antes de iniciar esta página,
quien además de hacerse eco lo relaciona con este día 20 de noviembre.
Como
coincido que ambos hechos tienen muchos puntos en común, es que me tomo el atrevimiento
de copiar y pegar su nota, incluyendo el título.
Porque
hoy justamente es el Día de la Soberanía Nacional en homenaje a la batalla de
la Vuelta de Obligado el 20 de noviembre de 1845, cuando una fuerza militar
argentina terrestre y naval (precaria como no podía ser de otra manera) enfrentó
a las dos principales potencias marítimas de esa época, la inglesa y la
francesa compuesta por 22 barcos de guerra
y 92 mercantes. La confrontación era simplemente porque estos europeos querían
navegar y comerciar por nuestro Rio Paraná sin reconocer las autoridades
nacionales.
Tantos
años pasaron y la historia se repite, la gran tecnología está afuera y no porque
carezcamos de "investigadores", en todo caso léase "bajo presupuesto
en ciencias". Y nuevamente el escenario involucra a marinos, donde también
estamos limitados en la faz militar y mercante.
A continuación la nota extraída del EL BLOG DE ABEL.
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En homenaje a 44 compatriotas, en
el Día de la Soberanía
noviembre 20, 2017
Militares son aquellos que, desde el principio de la historia, tienen la
misión de defender a su comunidad, combatiendo contra otras. Como todas las
cosas humanas, en su registro hay corrupción, horrores y heroísmo. Pero la
causa más frecuente, y más poderosa, de la corrupción de su tarea es cuando la
comunidad no tiene conciencia de que lo es. Cuando está dividida contra sí
misma por razas, clases u odios.
Los 44 tripulantes del ARA San Juan muestran lo más noble de esa
profesión. No están combatiendo: su tarea es desarrollar las capacidades
argentinas para conocer, y en su caso defender, su territorio en el mar. Algo
subí al blog sobre las capacidades que nos faltan en búsqueda y rescate, y
algunos comentarios que autoricé, y otro que borré, me dejaron un mal gusto en
la boca. Metían sus pequeños odios políticos en este tema.
Por eso ahora quiero repetir, en homenaje a esos 44 submarinistas, algo
que conté en el blog hace justo cinco años. Y donde también figuran marinos.
La historia es de una bandera de guerra del Regimiento Patricios que
ahora está en el Museo de Historia Nacional. Había sido tomada por los ingleses
en ese combate de la Vuelta de Obligado, cuando desembarcaron y destruyeron las
baterías – lo que quedaba de ellas.
Pero casi cuarenta años después, el 26 de octubre de 1883, se presentó
al consulado argentino en Londres el almirante Bartholomew James Sulivan,
K.C.B., de la Armada Real. El había sido en 1845 comandante del navío de guerra
Philomel, que participó de esa batalla. No fue la única acción que había visto,
claro; estuvo en la Guerra de Crimea, entre otras. Igual, algo había quedado en
su memoria.
Traía al consulado esa bandera, y esta carta:
“En la batalla de Obligado en el Paraná el 20 de octubre de 1845 un oficial que mandaba la batería principal causó la admiración de los oficiales ingleses que estábamos más cerca de él, por la manera con que animaba a sus hombres y los mantenía al pie de los cañones durante un fuerte fuego cruzado bajo el cual esa batería estaba expuesta.
Por más de 6 horas expuso su cuerpo entero. Por
prisioneros heridos supimos después que era el coronel Ramón Rodríguez del
Regimiento de Patricios de Buenos Aires. Cuando los artilleros fueron muertos,
hizo maniobrar los cañones con los soldados de infantería y él mismo ponía la
puntería. Cuando el combate estuvo terminado habían perdido 500 hombres entre
muertos y heridos de los 800 que él comandaba.
Cuando nuestras fuerzas desembarcaron a la tarde y
tomaron la batería, con los restos de su fuerza se puso a retaguardia, bajo el
fuego cruzado de todos los buques que estaban detrás de la batería,
defendiéndola con armas blancas. La bandera de la batería fue arriada por uno
de los hombres de mi mando y me fue dada por el oficial inglés de mayor rango.
Al ser arriada cayó sobre algunos cuerpos de los caídos y fue manchada con su
sangre.
Quiero restituir al Coronel Ramón Rodríguez si vive, o
sino al Regimiento de Patricios de Buenos Aires si aún existe, la bandera bajo
la cual y en noble defensa de su Patria cayeran tantos de los que en aquella
época lo componían. Si el Coronel Rodríguez ha muerto y si el Regimiento de
Patricios no existe, yo pediría que cualquiera de los miembros sobrevivientes
de su familia que la acepten en recuerdo suyo y de las muy bravas conductas de
él, de sus oficiales y de sus soldados en Obligado. Los que luchamos contra él
y habíamos presenciado su abnegación y bravura tuvimos grande y sincero placer
al saber que había salido ileso hasta el fin de la acción”.
Sir Bartholomew se equivocó en algo. Después de todo, desde un barco en
medio del río y a los cañonazos, es difícil precisar detalles. El que comandó
la batería principal (Manuelita) por todas esas horas hasta quemar el último
cartucho, desobedeciendo la orden de retirarse, fue el teniente coronel Juan
Bautista Thorne, al que le quedó el apodo del “sordo de Obligado”. El coronel
Ramón Rodríguez era el jefe de los Patricios que cubrían a los artilleros, y
cuando los ingleses desembarcaron y no quedaban municiones, mandó cargar con las
bayonetas.
Pero lo importante, el gringo lo tenía claro. Y los nuestros, también.
Enlace a la Nota Original: El Blog de Abel
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