26 de febrero de 2014

Barcos pesqueros. Jorge Muñoz: “Misión Cumplida”.

   PARTICIPACIÓN DEL SECTOR PESQUERO
    Creo que es importante reflejar la actuación que les cupo a los empresarios, Armadores, dirigentes sindicales y por supuesto a los tripulantes de los buques pesqueros argentinos en la Guerra de Malvinas. El Sector Pesquero en tal grave emergencia, supo, en su totalidad, brindarse sin restricciones y con todo valor y gran riesgo ofrecieron todo su potencial en defensa de nuestra Soberanía.



       El día 12 de abril a instancias del Mando Superior de la Armada, el Subsecretario de Pesca, Capitán de Navío D. Hugo C. Talamoni, convocó para una reunión a los representantes de la Cámara de Armadores de Buques Pesqueros Congeladores con sede en Buenos Aires.

       Durante dicha reunión el funcionario les solicitó la colaboración para que facilitasen –sin necesidad de convocatoria o movilización “algunos buques pesqueros a fin de poder dar cumplimiento a tareas complementarias a sus actividades especificas y que resultarían necesarias para el desarrollo integral de la operatoria militar”.


       Acerca de tales actividades les manifestó que las mismas serian esencialmente:
       1- Búsqueda y rescate de pilotos en caso de necesidad. Se expresó al respecto que tal actividad se la consideraba relativamente sencilla, porque en primera instancia se trataba de una actitud a todas luces normal para la cual los pesqueros se hallaban en condiciones de cumplirla con plena satisfacción, dado el equipamiento de los buques y el adiestramiento de las tripulaciones. De más está decir que esta tarea se trataba a todas luces de una misión humanitaria.

       2- Proporcionar información en caso de detección por medio de sus equipos de cualquier objeto que se considerase ajeno a las tareas pesqueras durante el desarrollo de las actividades normales.

       3- Transportar combustible u otros materiales (fundamentalmente víveres). Como esta tarea se la consideró más complicada y sujeta a las contingencias y necesidades del momento, se aclaró que sería analizada llegado el caso.

       En esta oportunidad  se dejó expresamente establecido que el gobierno nacional compensaría a las empresas no solo por los gastos que tales actividades les ocasionaran sino también por la falta de actividad pesquera normal en los casos en que se requiriese el cumplimiento de las tareas consignadas en los puntos 1 y 3. El Subsecretario expresó además que no deseaba interferir el normal desenvolvimiento de las empresas, por lo que consideró conveniente proponer que lo propios Armadores presentaran, en caso de conformidad, un plan de disponibilidad de buques día por día o por los períodos que se consideraban más adecuados.

       Demás está decir que el requerimiento planteado encontró la más amplia receptividad entre los Armadores, quienes con diversas propuestas decidieron colaborar espontáneamente en las medidas.
       En principio se acordó que los buques zarparían  para cumplir sus tareas normales de pesca y en caso de necesidad se les comunicaría acerca de cualquier requerimiento que pudiera presentarse.

       Respecto al personal se llegó a la conclusión  que debía emplearse la menor cantidad de gente posible, dejándose bien aclarado que no era deseable que saliera ningún tripulante engañado o a disgusto, teniendo en cuenta que si bien las actividades que se les podrían encomendar no correspondían a ninguna actitud bélica, subyacía un peligro por el solo hecho de la presencia de naves de guerra enemigas en la zona. De producirse inconvenientes de este tipo se estimó proceder a efectuar reemplazos con otro personal voluntario.

       Otra expresión surgida de parte del funcionario estuvo relacionada con la idea de que intervinieran, no solo barcos de Buenos Aires, sino también otros pertenecientes a empresas del puerto de Mar del Plata, pues el criterio general estaba por evitar que la tarea recayera sobre una sola compañía, disminuyéndose así la posibilidad de los perjuicios económicos individuales.

       Respondiendo a las premisas acordadas se propuso a los integrantes de la Cámara que ellos mismos decidieran cuales podrían ser los barcos que estarían en condiciones de cumplir las actividades. Para completar la idea se acordó también que las empresas tuvieran informada, al día, a la subsecretaría sobre el nombre de las embarcaciones en condiciones de actuar y la zona donde se encontraban para que pudieran ser empleadas ante cualquier requerimiento.

       Los Armadores totalizaron la propuesta proporcionada además de las características y equipamiento de los barcos designados, su expresa voluntad de compensar entre todos, a las empresas que se vieran involucradas en el tema, con el fin de mitigar posibles perjuicios económicos.

       La visita del Subsecretario de Pesca a la Ciudad de Mar del Plata sirvió para reafirmar, de los Armadores de la zona, la más amplia adhesión a la propuesta oficial y por parte del gremio pesquero el total apoyo que se evidenció con la presentación de listas de personal voluntario para participar de las actividades.

       La acción coordinada de Inteligencia de la Armada, la Subsecretaría de Pesca y la Cámara de Armadores dio no solo un resultado positivo para la operatoria militar, sino que además sirvió para reafirmar una vez más la valentía y espíritu de sacrificio de los hombres de mar, entre ellos algunos tripulantes extranjeros, quienes se expusieron voluntariamente en defensa de una causa justa.

       La actitud de muchos pesqueros que pese al peligro de verse rodeados de buques de guerra británicos continuaron proporcionando información y decidieron permanecer en sus puestos, teniendo la opción de poder regresar a puerto, habla a las claras de una conciencia marítima nacional que sabe hacer respetar nuestra soberanía y se enlaza con nuestras mejores tradiciones.

       Demás está decir que el ataque y hundimiento del pesquero Narwal, con la muerte de uno de sus tripulantes es la muestra más acabada de una gesta patriótica que debe quedar grabada en la historia de los argentinos y nos debe llenar de orgullo por la grandeza espiritual de los hombres que la protagonizaron.


ELEMENTO DE TAREAS 17.3 – “USURBIL”- “MAR AZUL”-“MARIA LUISA”

       A partir del 20 de abril de 1982 la Jefatura de Inteligencia Naval (JEIN) asumió el control de las Operaciones de Inteligencia tendientes a localizar a la Fuerza de Tareas Británica mediante la búsqueda aérea y de superficie con objeto de proveer información a la conducción superior. Entre otras unidades oficiales (Armada, Fuerza Aérea, ELMA) agrupados en un Grupo de Tareas que fue denominado con el número 17, fueron integrados en calidad de Elemento número 3, los pesqueros de altura pertenecientes a empresas privadas. Usurbil, María Luisa Mar Azul.

       El barco de pesca Usurbil, con un registro neto de 450 toneladas y 70 metros de eslora perteneciente a  la Empresa Pesquera del Atlántico había zarpado en la primera quincena de abril del Puerto de Ingeniero White para emprender su trabajo habitual. Cumplir una y otra “marea” (salida a altamar) en busca de merluza o calamar y regresar a White con el producto de la cosecha...). en esta “marea 23” se dirigió a una zona ubicada al noroeste de Mar del Plata. Luego de treinta horas de navegación, al llegar a las proximidades de dicho puerto el Capitán de Pesca, Adolfo Arbelo y el Oficial de Navegación, Luis Villa reunieron a toda la tripulación en el comedor de la nave para comunicarles que habían recibido la orden de dirigirse al puerto marplatense, aclarando que dicha orden no provenía ni de la Compañía de Pesca ni de los Armadores del buque.

       Una vez cumplida la maniobra de fondeo en el entrepuerto se aproximó una embarcación de la Armada Argentina que se colocó en andana con el pesquero y de la cual ingresó al mismo un grupo de oficiales navales quienes luego de presentarse a los allí reunidos procedieron a dar lectura a un acta por la cual se les notificaba que toda la tripulación del Usurbil se encontraba desde ese momento afectada al servicio de la Patria con objeto de dar cumplimiento a una misión que les había sido asignada por los mandos militares navales.

       En medio de la expectativa de los tripulantes el oficial continuó explicando que ese buque, al igual que el María Luisa y el Mar Azul, había sido elegido para esas tareas dadas sus condiciones de autonomía y desplazamiento. Su destino de trabajo sería a partir de una línea ubicada entre Malvinas y Georgias para desde allí efectuar una navegación en dirección a la Isla Ascensión hasta llegar a la zona comprendida dentro de la latitud 33° 55´ Sur y 3° 35´ de longitud Oeste. Desde ese punto debía regresar nuevamente hacia Malvinas y así sucesivamente hasta interceptar la flota inglesa o de cualquiera de sus buques para luego informar a los mando militares ubicación, cantidad, velocidad y forma desplazamiento de los mismos.

       El patrullaje de los tres pesqueros, con separación unas veinte millas entre uno y otro, se efectuaría formando una barrera perpendicular a la derrota de la flota enemiga.
       Sin encontrar oposición por parte de ninguno de los hombres, quienes estuvieron de acuerdo en realizar la misión requerida, el Usurbil, al igual que los otros dos pesqueros, partió el 21 de abril hacia la zona de Malvinas llevando a bordo en calidad de asesor militar al Teniente de Fragata, Fernando Pedro Amorena, quien estuvo a cargo del grupo de tareas.

       El día 25 la pequeña flotilla de pesqueros se dirigió a su posición de base en busca del encuentro con las naves de guerra británicas que avanzaban desde Ascensión. Un día después la Fuerza de Tareas británica al sobrepasar la latitud 34° S, se encontró dentro de los controles que ejercía el Comando del Teatro de Operaciones del Atlántico Sur (COATLANSUR). Era el momento en que se iban a ver los resultados del plan de operaciones de la inteligencia naval.

       Los cálculos no fallaron. El día 26 los vigías que cumplían tiempo de guardia en los aleros de la timonera avistaron la primera nave de guerra inglesa. La misma apoyada por el sobrevuelo de helicópteros y aviones los obligó a desviarse y alejarse de la zona que aquellos denominaban de exclusión.

       Dos días más tarde los tres pesqueros establecieron una barrera de exploración que teóricamente debía interceptar los movimientos hacia Malvinas de cualquier elemento del oponente. Esa operación les proporcionó el primer éxito. En posición 34° 28´ S y 31° 26´ W avistaron al buque de abastecimiento HMS Fort Grange.

       Concretadas las primeras localizaciones de la flota inglesa, el Mar Azul, cuyo Patrón de Pesca era el Sr. González fue derivado al Puerto de Río Grande en Brasil, donde, según manifestaciones de uno de sus tripulantes, se procedió a cargar numerosos cajones, que contendrían, supuestamente, pertrechos bélicos, los cuales, más tarde, transfirieron a un Transporte Naval. Una vez cumplida esta tarea el pesquero se reintegró a su misión de patrullaje, en una zona fijada previamente.

       El día 30 el pesquero María Luisa regresó a puerto aduciendo falta de combustible.

       El Usurbil que para ese entonces contaba con la mitad de su tripulación de origen español, a pedido de los mismos fueron desembarcados y completó su dotación con personal de argentinos. Dicho barco, en cumplimiento de la misión asignada y siguiendo las directivas del oficial Amorena que se encontraba a bordo continuó incursionando reiteradamente dentro del área donde los barcos ingleses debían atravesar en sus movimientos de ida y vuelta a Malvinas. De esa manera, al igual que el Mar Azul, lograron diversos contactos visuales y radarizados.

       Estos audaces movimientos, donde se cambiaba constantemente de rumbo llamaron la atención de los marinos británicos, que enviaron aeronaves enemigas para demostrarles con amenazantes sobrevuelos que no debían permanecer en esos lugares.

        El 8 de mayo, cuando comenzaba a anochecer, la esforzada tarea de patrullaje tuvo su punto culminante cuando desde el Usurbil se logró avistar a escasas 15 millas, al núcleo de la Flota británica. Se trataba de los dos portaaviones al cual rodeaban en formación de protección unas diez naves de guerra, el buque hospital Canberra que pasó frente a ellos y otras tantas no identificadas. La impresionante visión fue interrumpida por un fuerte haz de luz de color lila claro emitido desde uno de los portaaviones que los enfocó de lleno.

       Posteriormente apareció un helicóptero que evolucionó sobre la nave y los siguió durante una media hora hasta que pudieron alejarse del lugar.

       Después de un par de horas desde la radio del pesquero se informó en clave secreta a los mandos navales argentinos la posición y composición de la flota que habían localizado. Dentro de esas informaciones los tripulantes de los pesqueros no olvidarían un mensaje muy especial que salió fuera de código. En oportunidad de haber localizado a un portaaviones  británico seriamente dañado y escorado, un pesquero avisó: “Avisté a ballena herida” cuando en realidad de acuerdo a la clave debía haber transmitido: “Completé (avisté) sardina (portaavión) en cardumen (avería importante)”. De todas formas el mensaje fue interpretado claramente.

       Al día siguiente tomaron conocimiento del ataque que había sufrido el pesquero Narwal con el cual mantenían frecuente comunicación. En horas de la noche de esa infausta jornada los mandos navales ordenaron finalizar la misión y levantar el operativo. Los pesqueros Usurbil y Mar Azul recibieron la directiva de regresar a la costa. El primero fue derivado a la Dársena Norte en el Puerto de Buenos Aires, donde descansaron un par de días tras lo cual se los mandó de vuelta al mar, pero ya con su labor cotidiana de pesca. Al otro se le indicó dirigirse al desolado fondeadero de Cabo Blanco, al sur del Golfo San Jorge, junto al pesquero Constanza, debía esperar nuevas órdenes.

       Después de cuarenta y cinco días, sin poder bajar a tierra y sometidos a la incertidumbre de un futuro incierto, el 14 de junio, al finalizar la guerra, ambas naves quedaron liberadas de ese servicio y volvieron a su puerto de origen para continuar con su tareas habituales.



No hay comentarios:

Publicar un comentario