En
el ejercicio de la profesión de marino mercante, durante casi 31 años,
pertenecí al personal embarcado de ELMA, salvo el periodo de 1982 a 1991, que
estuve con licencia gremial.
Además
siempre entendí a la profesión como algo dinámico, que exigía una actualización
permanente. Es una actividad técnico-comercial, que se realiza en un ámbito de
gran competencia internacional, donde la incorporación de las últimas
tecnologías, en todo lo que hace al buque y su operación comercial, es muy
rápida.
Existen
diferentes formas de adquirir esa actualización. Una es realizando cursos de
posgrado; otra, buscando bibliografía, la cual hace 30 ó 40 años no era muy
accesible, como actualmente a partir de Internet. Otra fuente de información es
el conocimiento adquirido por otras personas y a la cual podemos acceder si se
dan dos condiciones: primero que el que posea el conocimiento quiera compartirlo
y segundo, que uno tenga el deseo de obtenerlo. En este último aspecto, debo
reconocer que he sido afortunado en encontrarme con excelentes personas, que
enriquecieron mis conocimientos.
Fueron
personas de diferentes actividades, pero todas relacionadas con el transporte
marítimo. Entre ellos, los Capitanes Juan C. Massaglia, César Bonfils,
Alejandro Saporiti, Néstor C. Suburo, Raimundo Luraschi, Edmundo Bianchi, José
María Gutiérrez Haedo, Juan C. Carrión,
De Leone, Palermo y Bura, de Armamento ELMA, A. Ardizzone y su secretaria Carmen de
Personal Embarcado ELMA; los Oficiales, Santiago, Trivelin, Alain Pasquier,
Licandro, Bonani, Jerez, Renato de la Rosa, Ricardo Bravo, Carlos Martínez,
Alfredo Vaca, los Maquinistas Navales, Luciani, Néstor Zenobi, Zucchi, Canepa,
Conditi, Carlos Lastra, Remo Pierini, Ornia, Zerrizuela, Guardone, los
Comisarios Navales, García, Palermo, Maso, Cortes, Martínez y Barmach, los
Radios, Tapia, Juvenil Guaza, Martines, los
Contramaestres Villa, Sanchez, Banchero, Estevez, Olmedo; los Marineros
Schomfeld, Barbeito, Abad; el empresario Don Antonio Gabriel de la Cía. de
Estibaje, Agentes Marítimos, productores de frutas, de Argentina, Brasil,
Méjico e Israel, inspectores de Agricultura, Surveyors de varios países y
organizaciones diferentes, inspectores de Sociedades de Clasificación,
abogados, Arturo Ravina, A. Austerlic, Edgardo Gigena , Alicia Chivilo, Linares
(cuadrilla ELMA), dirigentes gremiales de diversos sectores (Marítimos,
fluviales, pilotos de APLA y de APA (Basterio y Perosa), y los Capitanes Autore y Tomasevich, cuando ejercí la
presidencia del Comité de Jubilados Personal Marítimo, Portuario y Aeronáutico
Civil, periodistas como Ramsay y Camarota y muchos otros.
Mis
recuerdos especiales, al Capitán de Ultramar Victorio Gómez, que en las
vacaciones de verano, de la Escuela de Náutica, me llevaba a navegar al sur,
primero en una barcaza (LST), (“Marite”) y el último, en un petrolero T2
(“Petronorte”).
Era
un Capitán ejemplar y un modelo a seguir, por todo hombre de mar. Contaba con
una biblioteca profesional, completísima en su casa, mientras que en
navegación, todos los días se dedicaba a tareas profesionales, compensaciones del compás magnético, cálculo
de mareas, navegaciones por lugares estrechos, aprovechando las corrientes de
mareas, (Canal de Isla Leones), maniobras de atraque, atraques en mono boyas,
todas de manual y a escribir lo que sería su excelente libro de maniobra
marinera[1], luego de la cena, permanecía largas horas, dedicado a la lectura.
En
esos viajes y durante largas charlas, que sosteníamos en su casa, me inculcó la
necesidad del estudio y la capacitación permanente, de lo cual, era todo un
ejemplo.
No
puedo dejar de expresar, mi respeto, por el Capitán de Ultramar Néstor C.
Suburo, al cual, conocía por sus funciones en Armamento primero y luego como
Inspector Operativo en Santos, Brasil, siempre con el gesto adusto, pero
siempre trabajando por los mejores resultados para la empresa y siempre del
lado del personal embarcado, que siguiera igual camino.
En
mi actividad gremial, de 1982 a 1991, tuve una relación más personal, debido a
su preocupación que sentía por el Centro de Capitanes, la Empresa ELMA y el
bienestar del personal. Su colaboración permanente y su disposición para
trabajar por “su Centro”, brindando su vasta experiencia, a todos los que
quisieran oírla y trabajando incasablemente a favor de la Institución.
También
debo extender mi agradecimiento al Dr. Arturo O. Ravina, por su amistad, apoyo
y ejemplo. Gran colaborador del Centro de Capitanes de Ultramar, siempre
disponible para la consulta y la opinión, gran luchador contra las banderas de
conveniencias, no creo que nadie, en nuestro país, haya escrito y expuesto
tanto en diferentes ámbitos (Seminarios, universidades de diversas provincias,
medios de comunicaciones, etc.).
Banderas,
que conculcan los mínimos derechos de los trabajadores marítimos, creando con
su falta de control sobre sus barcos matriculados en dichas banderas, un
peligro para la navegación y la vida humana (tripulantes, pasajeros y daños al
medio ambiente). Sus socios del estudio, primero el Dr. Edgardo Gigena y luego
la Dra. Alicia A. Chivilo, siempre nos dieron un gran apoyo y llevando adelante
causas en defensa de los intereses nacionales.
El
estudio del Dr. A. Ravina, nos proporcionó un gran apoyo, en causas como la
objeción de las resoluciones que otorgaban el 40% de la carga de ELMA SA a
empresas privadas, la compra de los portacontenedores por ELMA, la detención de
un buque en el puerto de Río de Janeiro, por contrabando de armas, que le
costara casi un año de prisión al capitán, en un destacamento de la Policía
Militar, iniciar acciones legales en contra de la privatización de ELMA SA y su
colaboración en la Comisión de Política Naviera, del Centro de Capitanes.
No
puedo dejar de destacar, a quien cumplió una función, fundamental en la
documentación de parte de nuestra historia marítima, que fue el Sr. Aurelio
González Climent, con la creación, a mediados de los 50’, del Instituto de
Estudios de la Marina Mercante
Iberoamericana, con la impresión de Informes Anuales, no sólo de nuestro país,
con todos los detalles imaginables, material fotográfico, además lo extendió a la actividad de nuestros
vecinos iberoamericanos, incluyendo la legislación relacionada a la actividad
año a año e incorporar la situación internacional, no sólo, sobre sus flotas,
el mercado de fletes, los tipos de buques y la construcción naval y su otra
obra importante, que es la Historia de la Marina Mercante.
También
son destacables las biografías y el desempeño de armadores argentinos, N.
Mianovich, A. Dodero, A. Delfino y J. Menéndez.
En
igual sentido, aunque a una escala menor, pero no por eso menos importante, fué
la publicación de un Compendio Estadístico de la Navegación, publicación anual,
cuyo autor y editor fue Roberto Andrés Delu, un ex funcionario, no siempre
reconocido por los funcionarios de turno, del sector de Marina Mercante e
Industria Naval, lamentablemente publicado, hasta su fallecimiento.
En
la era virtual, es destacable la
aparición de Histamar, luego Fundación Histamar, espacio en la Web, dedicado a
los temas fluviales y marítimos, cosa
sorprendente en nuestro país, donde este tema era dejado de lado totalmente,
excepto por aquellos que quieren defender sus intereses y por lo tanto con
miradas sesgadas, también aprovecho para felicitar al Sr. Carlos J. Mey y sus
colaboradores, por el gran trabajo realizado.
También
en el campo virtual, debo destacar, la iniciativa del Maquinista Naval, Juan
Eduardo Canon, por crear un “Blog”, llamado “Marina Mercante”, mas reciente,
que ha tenido un crecimiento destacable, aunque me consta, de su interés por la
Marina Mercante, es de muchos años atrás, porque nos hemos contactado en muchas
oportunidades.
Espero
que las generaciones que nos sigan, luchen por el renacer de la Marina
Mercante, y el Congreso Nacional y todo el ámbito político, tome como tema
fundamental, para asegurar nuestra Soberanía y dejar de ser un país
dependiente, en su comercio exterior, que nos priva de riquezas de magnitud y
nos priva de empleos calificados , para cuales contamos con personal
ampliamente capacitado, para encarar y solamente requiere un llamado a las
partes involucrados, para legislar las normas necesarias, para volver a tener
un lugar destacado, en nuestros tráficos. Leyes que solamente deben contemplar
los beneficios del país en general y los sectores involucrados actuar con
seriedad y mesura.
De
no conseguirlo, deberemos darle la razón al “Buenos Aires Herald”, cuando en
1940, sacó una primera plana que decía irónicamente “Gauchos al Timón”, cuando
el gobierno nacional decidió la creación de la Flota Mercante del Estado,
artículo ofensivo, que podrán ver en el Capítulo I.
Para
todos ellos mi agradecimiento, por su ayuda en mi formación profesional, y para
aquellos que trate más allá de lo profesional, mi reconocimiento por sus
grandes cualidades humanas.
A
mis seres queridos, que tantas satisfacciones nos han entregado, hijos,
cónyuges y nuestros hermosos 7 nietos y, especialmente a mi esposa, Martha, por
su intenso apoyo durante mis años de navegación, los cuales, sinceramente, añoro mucho.
Esteban Segura
Buenos Aires,
mayo de 2013
[1] Arte de
la Maniobra del buque. Teoría y práctica. Victorio R. Gómez. 1985 Ed. Centro
Capitanes de Ultramar y el Instituto de Publicaciones Navales
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