En general el buen sentido es el menos frecuente, pero por suerte en
este caso se impuso. Los principales gremios que agrupan al 90% del personal
que navega en alguna de las diferentes actividades: marítimo, fluvial, pesca,
portuario y lacustre, es decir casi la totalidad de las aéreas de navegación
actual de la Marina Mercante Argentina; se unieron y volvieron a la sensatez.
BIEN.
Suscribieron una agenda en común para la defensa
colectiva de los derechos tutelados por la Ley de Contrato de Trabajo y los
diferentes Convenios Colectivos de Trabajo.
Es que cuando se aplica la ley del gallinero, siempre alguien se salva
pero solo transitoriamente, tarde o temprano todos terminamos salpicados.
Entonces mejor unirse.
El gobierno quiere bajar los costos para ser competitivos y eso está
bien, excepto que solo uno de los cuatro sectores pone su óbolo: los
tripulantes.
En esta mesa de cuatro patas: gobierno, cargadores, armadores y
tripulantes, una de ellas y desde la parte más alta, pide rebajas de costos de
todo tipo, sin considerar las características de la actividad. Y sin aportar
nada.
Foto del portal: URGENTE 24
El objetivo sería hacer competitiva la actividad marítima, pero tal como
está planteado, esa reducción iría en disminución de costos y mayores ganancias
para los sectores intermedios y no en expansión de la actividad. Esos sectores
intermedios son los dueños de las cargas y en menor escala, los armadores; con
lo cual tientan a estos últimos en arremeter contra las tripulaciones para
mantener sus márgenes sin importar el efecto contra sus empleados.
Las conclusiones son simples: el gobierno aprieta a la baja, las
reducciones irán para los dueños de las cargas, los armadores podrán o no
mantener sus márgenes y los trabajadores de los buques ganarán menos. Entonces
vendrá el siguiente efecto sobre la economía. Los tripulantes gastarán menos,
tributarán menos impuestos y el estado recauda menos. La conocida contracción
del mercado interno por sacarle dinero del bolsillo al trabajador/consumidor.
En simultáneo con esto, ya está en vigencia una serie de medidas que
facilita la incorporación de nuevos actores navieros en el medio, producto de
una serie de modificaciones legales. Nuevos armadores extranjeros podrán
incursionar en el flete, en mejores condiciones y con tripulaciones de bajo
costo. Esto afectará primero a los tripulantes, luego a los armadores y por
último nuevamente al gobierno que percibirá menos. Porque el filipino, el chino
o el tripulante de origen ex URSS, gana menos y gastara su sueldo en su país
realimentando el CIRCULO NO VIRTUOSO esbozado mas arriba.
Esta es una argumentación básica. Seguramente los 9 sindicatos
mayoritarios de la actividad tendrán elaboraciones mas académicas, lo
importante es que volvieron al buen sentido. Unidos tal vez frenen algo de lo
que se viene.
Una de las realidades mas angustiantes es que hay poco trabajo, para
poner un ejemplo: pretenden mejorar el empleo reduciendo los francos de los
tripulantes. Y para que se entienda, cada día embarcado corresponde un 0,8 de
franco que sumado a la licencia anual termina siendo un día embarcado por casi un
día de franco. Entonces hoy si un buque tiene 10 tripulantes embarcados, deberá
haber otros 10 para revelarlos. La propuesta es reducir ese franco a 0,5 con lo
cual para el ejemplo en cuestión, solo 5 tripulantes estarán de relevo, o sea
se disminuiría un 25% el total de la tripulación.
También es interesante que todos firmaron, porque si bien puede ser
simbólica, si alguien saca los pie del plato quedara en evidencia y
seguramente deberá dar explicaciones a sus afiliados y porque no a la comunidad
de los navegantes.
Documento suscripto con la aclaracion que todos firmaron.
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