3 de agosto de 2025

Ciencia y Soberanía en el Mar Argentino

Escenarios posibles de políticas públicas post investigación de Ocean Schmidt en el fondo del Mar argentino

Por ocipex

Autor: Juan Augusto Rattenbach

  


                           “Batatita” en el fondo del Mar argentino. Fuente: Youtube/Ocean Schmidt

En estas semanas los medios de comunicación y en las redes sociales explotó el fenómeno de la investigación encabezada por la ONG Ocean Schmidt en lo que todos los países del mundo reconocen, conforme al derecho internacional, como la Plataforma Continental Argentina.

Su transmisión en YouTube tuvo picos inéditos de visualizaciones llevando a que en redes como “X/Twitter” se iniciara una pelea entre usuarios libertarios y opositores con acusaciones cruzadas.

 

Por definición, a toda investigación científica le sigue una decisión política. Quizás el ejemplo más conocido -y extremo– llevado a los cines de todo el mundo fue el caso del Proyecto Manhattan liderado por Robert Oppenheimer. La decisión política posterior: bombardear Hiroshima y Nagasaki. 

Pero tenemos ejemplos locales, menos conocidos, como las expediciones del HMS Beagle que no sólo aseguraron la usurpación británica de las Islas Malvinas sino que buscaron, desde estas, colonizar Tierra del Fuego mediante la instalación de misiones anglicanas a lo largo del siglo XIX.

Como caso más reciente tenemos las expediciones científicas lideradas por lord Edward Shackleton (entre 1975/1976) sobre el potencial económico del Mar argentino circundante a Malvinas particularmente en las actividades de pesca y el petróleo. Menos de 10 años después aconteció la Guerra de Malvinas llevándonos al estado de situación actual donde los británicos depredan al día de la fecha nuestros recursos naturales gracias a la ocupación del 25% de la superficie total argentina que es insular y marítima. 

 

Volviendo al presente: cuando se termine la investigación de Ocean Schmidt en el mar Argentino ¿Qué medidas se van a tomar respecto de nuestro territorio? ¿Qué debates se darán en el Congreso de la Nación? ¿Seguiremos el trazo de un conservacionismo ecologista rígido como lo exige el Partido Demócrata de los Estados Unidos o nos sumergiremos en un modelo extractivista sin controles como lo pide su contraparte el Partido Republicano? ¿Podremos construir una alternativa argentina que piense en el interés nacional y no ser un mero actor pasivo de las internas políticas de Estados Unidos?

 

Argentina y la ciencia en el Mar

Nuestro país tiene una vastísima trayectoria científica en todas las áreas que se nos pueda ocurrir, incluido los espacios de alta sensibilidad territorial como lo son el Atlántico Sur y la Antártida.  

Las investigaciones de estas características las hace el Estado Nacional de forma interministerial: Ciencia y Tecnología, Educación, Relaciones Exteriores y Defensa. Un ejemplo paradigmático es el desarrollo científico en la Antártida en donde intervienen investigadores del CONICET con el apoyo logístico de las Fuerzas Armadas y con el resguardo de la Cancillería. El Ministerio de Educación, por su parte, se encarga de registrar estas actividades para luego divulgarlas en distintos formatos como los clásicos documentales que se transmiten en Canal Encuentro.

Quizás el ejemplo más destacable de interdisciplinariedad científica con alcances territoriales fue el monumental trabajo de la Comisión Nacional del Límite Exterior de la Plataforma Continental (COPLA) que trabajó intensivamente durante 15 años (1995-2009) para presentar en tiempo y forma ante las Naciones Unidas la demarcación del límite de nuestra plataforma y por lo tanto nuestra extensión de soberanía hasta las 350 millas en el lecho y el subsuelo marino actualizando así nuestro mapa bicontinental. Fue tal el prestigio internacional del trabajo argentino que COPLA al día de hoy exporta servicios de asesoramiento a otros países del mundo.

Conscientes sobre la extensión Argentina sobre los mares y los fondos marinos en abril de 2014 se lanzó el proyecto Pampa Azul: una iniciativa interministerial (encabezada por Ciencia y Tecnología) para que nuestro país disponga de los medios necesarios para profundizar los estudios de conservación y manejo de los recursos naturales conforme el interés nacional. Esta iniciativa a su vez se complementaba a la ya existente del Instituto Nacional de Investigación y Desarrollo Pesquero (INIDEP) encargada de relevar los recursos marítimos argentinos para determinar los alcances de los permisos de pesca.

 

Adiós Pampa Azul, Hola Ocean Schmidt

El gobierno de Mauricio Macri dio por tierra muchas cuestiones vinculadas con la soberanía argentina en el Mar. Por un lado, la ONU se pronunció de forma favorable en 2016 y 2017 a la presentación de COPLA del año 2009. En vez de festejarlo y tomarlo incluso como un logro de su gestión, Macri decidió negarse a actualizar las leyes internas y el mapa bicontinental argentino conforme el nuevo reconocimiento de soberanía de la comunidad internacional. El INIDEP fue intervenido durante su gobierno y el proyecto Pampa Azul durmió el sueño de los justos. Todo esto mientras se orientaba la diplomacia argentina para “recomponer” el vínculo con el Reino Unido bajando la intensidad del reclamo argentino de Malvinas.

Si bien se intentaron revertir estas medidas durante el período 2020-2023, el triunfo de Milei hizo volver todo a foja cero. No sólo se recreó la política exterior de Macri en relación a Malvinas a través de acuerdos bilaterales con los británicos firmados por Diana Mondino sino que también se dieron de baja programas de ciencia argentina vinculados con la soberanía nacional entre ellos el proyecto Pampa Azul.

Conforme la nota de Sebastián Alí en el portal Qué Digital (donde entrevista al ex coordinador general de Pampa Azul de Juan Emilio Sala) la propuesta del Instituto Oceanográfico Schmidt de recolectar información sobre los ecosistemas en la plataforma continental llegó el 11 de diciembre de 2023. La autorización de la misma pasó por la Cancillería argentina y el Consejo Federal Pesquero y cuenta incluso no sólo con la participación del CONICET sino también de la Prefectura Naval Argentina y el Servicio de Hidrografía Naval. Es decir, mal que les pese al grupo de usuarios oficialistas que se ensañaron contra el CONICET en Twitter, esta investigación científica se realizó por autorización del gobierno nacional de Javier Milei

Antes de seguir con nuestro análisis queríamos dejar en claro quienes participan de la investigación que se realizó en fondo del Mar argentino:

La investigación científica es encabezada por una ONG estadounidense (Ocean Schmidt), con financiamiento privado principalmente de origen estadounidense, con un buque con bandera de las Islas Caimán en territorio nacional argentino (plataforma continental) con la participación de investigadores del CONICET con la cobertura y transmisión en vivo de un canal de YouTube de Estados Unidos.

 

 

Itinerario en el Sur Global de Ocean Schmidt. Por el momento no está previsto hacer ninguna investigación ni en el Atlántico Norte ni en el Pacífico Norte  (Fuente: Instagram)

 

Ahora sí, pasemos a la elaboración (basada en antecedentes históricos) de los posibles escenarios futuros de la plataforma continental argentina si continuamos con la lógica de ser un mero actor pasivo de las internas partidarias de Estados Unidos.

 

Escenario del Partido Demócrata: Gobernanza global de los océanos y Áreas Marinas Protegidas

Después de la Segunda Guerra Mundial se buscó regular a nivel internacional los alcances de las soberanías de los Estados sobre los mares llegando al instrumento madre que es la Convención de las Naciones Unidas sobre el Derecho del Mar (CONVEMAR) en 1982. En ella se estableció que pasadas las 200 millas de Mar (es decir la columna de agua) se considera “alta mar” ajenas a toda jurisdicción nacional y en el caso nuestro en el lecho y subsuelo pasadas las 350 millas se consideran “fondos marinos y oceánicos” y se consideran “patrimonio común de la humanidad”.

Hagamos a un lado, por un tiempo, el hecho de que Estados Unidos no firma lo que propone (como por ejemplo la CONVEMAR). Existen actividades económicas que escapan a la regulación minuciosa del derecho internacional como la pesca de altamar. Ahí es donde aparece la famosa pesca China pasadas las 200 millas (vulgarmente se la llama “201”) que jurídicamente es legal y se considera “no declarada, no reglamentada”. Para Estados Unidos la presencia China en el Atlántico Sur es una amenaza. El Partido Demócrata busca resolverlo por la vía del ecologismo y la preservación “de la biodiversidad”.

Una opción sencilla es crear un instrumento jurídico que regule la pesca pasadas las 200 millas denominado “Organismo Regional de Organización Pesquera” (OROP) en el Atlántico Sur (ya existen casos en otras regiones). ¿Por qué Argentina jamás ratificaría un acuerdo así? Justamente porque terminaría de reconocer la soberanía británica de Malvinas al reconocerla como un “Estado ribereño” sudamericano. 

En 2023 desde Naciones Unidas se lanzó un “Acuerdo relativo a la diversidad biológica marina en las zonas citadas fuera de la jurisdicción nacional” (cuyas iniciales en inglés es BBNJ) por el cual se crearía un instrumento de regulación internacional con un perfil conservacionista de los océanos a nivel mundial y en donde los países firmantes se comprometen a tomar medidas de protección ambiental. Esto buscaría consolidar el proyecto de “gobernanza global de los océanos” impulsada por Estados Unidos. Las investigaciones programadas de parte de Ocean Schmidt tienen por objetivo investigar principalmente los fondos marinos en el Sur global como auspicio de este proyecto de regulación internacional. 

Pero al paquete de opciones de tratados internacionales les tenemos que sumar las iniciativas “nacionales” (con auspicio estadounidense) de crear Áreas Marinas Protegidas en el Mar argentino. 

La totalidad de estos acontecimientos traería varias consecuencias: alejaría a la Argentina de toda posibilidad de iniciativas de exploración y explotación de hidrocarburos en la plataforma y a su vez destruiría la industria pesquera nacional en pos de la “preservación ambiental”2. Como si fuera poco esto llevaría a preservar la pesca británica en nuestras Islas Malvinas al mismo tiempo que avanzan los proyectos de explotación de hidrocarburos con capitales estadounidenses e israelíes. 

En definitiva, el alineamiento con la posición del Partido Demócrata de Estados Unidos es resignar la explotación de nuestros recursos naturales (terrestres y marítimos) bajo el argumento de un proteccionismo ambiental regido por marcos institucionales que ni siquiera el mismo EE.UU. está dispuesto a seguir. Argentina, y el resto Sudamérica, se convertiría así en un “territorio de reserva” del Atlántico Norte mediante la abstención de actividades económicas que sí se realizan, por ejemplo, EE.UU. en el Golfo de México y Gran Bretaña en el Mar del Norte.

 

 

Propuestas de Áreas Marinas Protegidas de parte del Diputado Facundo Manes en 2023 con el auspicio del ex secretario de Estado de E.E.U.U. John Kerry. Su propuesta destruiría la industria pesquera argentina beneficiando la pesca ilegal británica en Malvinas. (Fuente: clarin.com


 



Escenario del Partido Republicano: Argentina un país pobre pero rico en exportaciones de recursos naturales

Como ya muchos sabemos, el Partido Republicano, especialmente desde el liderazgo de Donald Trump, es desafecto a cualquier mecanismo de integración regional y global y particularmente aquellos que tengan que ver con regulaciones internacionales de preservación ambiental.

El escenario del Partido Republicano es más sencillo: a mayor desregulación mayores serán las inversiones. Desde la minería en las provincias del Noroeste, Cuyo y Patagonia, las propuestas de derogación de prohibición de proyectos inmobiliarios por 30 años a las tierras incendiadas o terminar con las limitaciones de enajenación de tierras estratégicas a personas físicas o jurídicas extranjeras. Esto va de la mano de otras desregulaciones como la del espacio aéreo (“política de cielos abiertos”) o de la navegación de cabotaje en las vías navegables así como el intento fallido de cercenar el derecho a huelga. A esto se le suma la propuesta de fines de 2023 abrir las licitaciones de pesca a buques de otros países poniendo en riesgo a la pesca nacional.    

Si analizamos el diseño del Régimen de Incentivo para Grandes Inversiones (RIGI) vemos que el objetivo es preservar al inversor externo a costa de grandes beneficios fiscales con poca generación de empleo y desarrollo nacional, maximización de ganancias e internacionalización de la seguridad jurídica3. Hablamos de diseño porque fueron pocos los proyectos que se aprobaron bajo esta modalidad desde su implementación porque los inversores externos no confían en la proyección a largo de este régimen y temen que los vaivenes políticos internos hagan peligrar sus inversiones.


Desde septiembre de 2016 que el Reino Unido exige a la Argentina remover los obstáculos jurídicos que sancionan a las empresas que operan en Malvinas y el Mar argentino con autorización británica

 

En este modelo el territorio argentino queda expuesto sin ningún horizonte sostenible de desarrollo. En este sentido, la propuesta Republicana no requiere de instrumentos jurídicos para valerse de controlar el Atlántico Sur más que el permiso de Argentina para “co-patrullar” con la Guardia Costera estadounidense el río Paraná y las vías navegables y el Mar argentino.

En este escenario, los británicos en Malvinas también se beneficiarían porque tarde o temprano las leyes nacionales que penalizan sus actividades en nuestras Islas en el mediano plazo se verían derogadas, al menos como se encuentra esbozado como “intención” en el acuerdo Mondino-Lammy de septiembre de 2024. Esto permitiría, por ejemplo, que las empresas que realizaron actividades de exploración off shore con permisos británicos puedan operar sin problemas en la Argentina continental o evitar tensiones o sanciones con nuestro país. Esta idea de ablandar las “fronteras económicas” (como pasó en los noventa) cobra más sentido con la decisión de la cancillería británica de nombrar como futuro embajador a la Argentina al ex vicepresidente de la petrolera Equinor, David Cairns.

Lamentablemente, como información de estos últimos días, una empresa que realizó actividades económicas ilegales en Malvinas estaría próxima a operar en Tierra del Fuego eludiendo la normativa nacional y provincial. 

En ninguno de los dos escenarios, ya sea el modelo del Partido Demócrata de  “santuario ecológico” o el del Partido Republicano de “factoría/extractivismo desregulado”, se proyecta un horizonte claro de desarrollo nacional y de mejora de la calidad de vida de nuestro país teniendo como resultado final la transformación del pueblo argentino en un sujeto pasivo de su propio territorio.  

 

El escenario argentino

El debate público pareciera querer encerrar a nuestro país en elegir dos escenarios ajenos a nuestros intereses al compás de una interna política en el Atlántico Norte. Argentina nació de una revolución a escala continental. La pregunta es si podemos aceptarnos como un mero tomador de decisiones ajenas o si seremos artífices de nuestro propio destino.

Si nuestro país pudo, puede. La solución es política, pero interna. Nadie pretende esconder bajo la alfombra las divisiones internas. Por eso es importante estudiar los modelos de nuestros países vecinos. En Brasil también se viven momentos de alta tensión política: Lula Da Silva estuvo 19 meses preso y hoy es presidente. Su principal opositor, Jair Bolsonaro, está condenado con prisión domiciliaria. En todo este vendaval carioca de estos últimos 10 años que incluyen 4 presidentes, un mundial (2014) y un certamen de juegos olímpicos (2016) la política exterior de Brasil ni se inmutó. Su política de desarrollo científico tampoco. Y por las dudas lo aclaro: su política de Defensa, menos que menos.

Es importante crear compromisos de largo plazo de parte de la dirigencia política porque ningún país que pretenda ejercer una soberanía real en el Mar argentino puede eludir la fórmula de tener una sola política exterior, un solo horizonte de desarrollo científico-tecnológico y una política de defensa. 

Nuestro país cuenta con científicos, diplomáticos y oficiales y suboficiales de nuestras Fuerzas Armadas muy formados y con vocación de servicio. Lo que necesitan es un proyecto de Nación que trascienda las coyunturas y la inmediatez. Si estos tres factores logramos alinearlos en el largo plazo, quizás podamos llegar a al consenso más difícil respecto de cuál va a ser nuestro modelo de desarrollo nacional y cuáles serán los caminos en donde encontremos un verdadero equilibrio entre la producción, el trabajo, la defensa de la soberanía y el cuidado de la Casa Común.

 

Tampoco se requiere mucha imaginación: sólo con un espíritu de coordinación continental y el mapa bicontinental argentino como destino común podremos mancomunar la ciencia con la soberanía y asegurar nuestra Patria en la Pampa Azul.

 

Ciencia y Soberania en el fondo del Mar Argentino 

 

 


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