10 de julio de 2013

Vigencia y supremacía de las normas internacionales del trabajo emanadas de la OIT.

Por Sebastián Serrano Alou. Bajado de su Blog:

Comentario. El texto del Dr. Sebastián Serrano Alou quizás sea un poco largo, y lo es en la necesidad de clarificar la importancia de la OIT y sus efectos globales en el mundo de los trabajadores, incluyendo los efectos en nuestro País.

También es importante desde el punto de vista didáctico, para quienes algunos conceptos le puedan resultar difusos. Siendo consciente de que lo estoy alargando aún más, repito textual algunos conceptos:

“Desde hace varias décadas el capital viene buscando librarse de toda responsabilidad, en especial de la derivada de las relaciones laborales, … La “flexibilidad” es el eslogan de la época, que cuando es aplicado al mercado de trabajo presagia “el fin del empleo tal y como lo conocemos”… 
"... si cualquier nación no adoptase un régimen de trabajo realmente humano, esta omisión constituirá un obstáculo a los esfuerzos de otras naciones que desearen mejorar la suerte de los trabajadores de sus propios países”… 
"... El tercer objetivo era evitar que la competencia se ejerciera en detrimento de los trabajadores… prevenir el dumping social… La crisis económica no puede ni debe ser utilizada como una excusa para dejar de aplicar las normas… La verdadera fuente del derecho laboral es la lucha social y su realidad subyacente es la situación de las grandes mayorías, su finalidad es solucionarla de acuerdo a la justicia social, la raíz del Derecho es la Necesidad, y por lo tanto, esta disciplina es social. Bueno es recordar que ya el preámbulo de la Constitución de la OIT afirma que “sin justicia social no habrá paz”… 
"... Luego de algo más a 10 años de la última reforma de la CN, la CSJN en distintos fallos, ha consagrado indiscutidamente la directa aplicación de los Tratados Internacionales y de las Normas Internacionales del Trabajo para resguardar los Derechos Humanos de un sujeto de preferente tutela, el trabajador… “


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Introducción.

Desde hace varios años, los capitales vienen participando de un proceso de desnacionalización e internacionalización nada inocente, por medio del cual buscan liberarse de las ataduras que implican las reglas nacionales rígidas para un modelo de acumulación egoísta que no conoce límites.

El capitalismo, con su impronta basada en un sistema de acumulación egoísta que destruye todo lo que se le interpone (la paz social, la ecología, el Estado, etc.), desde sus inicios le declaró la guerra a la clase trabajadora, de la cual dependía en sus comienzos en forma más estrecha, pero de la que desde su mutación en capitalismo neoliberal globalizado, que privilegio la especulación financiera sobre la producción, viene intentando desprenderse.

Desde hace varias décadas el capital viene buscando librarse de toda responsabilidad, en especial de la derivada de las relaciones laborales, pero con la paradójica conducta de intentar someter a la clase trabajadora, casi esclavizarla, en forma similar a los inicios del capitalismo, siempre con la intención de lograr sus objetivos económicos. Esto que puede resultar contradictorio, no lo es tanto. El capitalismo necesita de una sociedad en la cual existir, de la cual extraer sus beneficios y en la que a la vez hacerlos valer, pero lo que el capitalismo no necesita hoy como en el pasado, es mantener una relación estrecha con la clase trabajadora, el estado y la sociedad. Hoy más que nunca el capital pretende aumentar sus beneficios y limitar sus costos, siendo el objetivo elegido el recorte de los beneficios logrados por la clase trabajadora, lo que repercute directamente en la sociedad, creando pobreza y exclusión.

La globalización posibilitó eso que sin duda estuvo siempre presente en el capitalismo, pero que se mantuvo en estado larvado durante la fase de su domesticación por la sociedad estatal y democrática: que los empresarios, sobre todo los que se mueven a nivel planetario, puedan desempeñar un papel clave en la configuración no solo de la economía, sino también de la sociedad en su conjunto, aun cuando solo fuera por el poder que tienen para privar a la sociedad de sus recursos materiales (capital, impuestos, puestos de trabajo, etc )

La internalización permite al capitalismo restablecer, para una proporción creciente de los trabajadores activos, las condiciones sociales que prevalecían a comienzos del siglo XIX. Desde la “gran transformación” que comienza en la década del 70 se viene dando un debilitamiento de la fuerte asociación que existía hasta ese momento entre derecho del trabajo y protección social


La “flexibilidad” es el eslogan de la época, que cuando es aplicado al mercado de trabajo presagia “el fin del empleo tal y como lo conocemos”, y anuncia el advenimiento del trabajo regido por contratos breves, renovables o directamente sin contratos. La vida laboral está plagada de incertidumbre.

Leer mas en:     TEXTO COMPLETO

Enlace al Blog del Dr Sebastián Serrano Alou:     Trabajo Decente


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