Aclaración. Nota copiado de facebook.
En el lecho del
río quedaron asentados, además de barcos, globos aerostáticos, aviones y autos;
también, inmensos tesoros.
Desde cualquier
piso alto de un edificio de Puerto Madero, el Río de la Plata puede ser visto sólo
como una vasta superficie marrón y poco interesante. Debajo de esas aguas, sin
embargo, se esconden secretos que encarnan la historia menos conocida de Buenos
Aires, del país y, en muchos casos, del mundo.
Aviones que
protagonizaron tragedias, barcos que naufragaron y hasta globos aerostáticos
yacen en el fondo del Río de la
Plata. Cada uno de esos objetos relata a su modo todo lo que
sucedió en Buenos Aires desde su fundación hasta estos días. Así, el pasado
colonial de la Argentina ,
el contrabando pirata, las costumbres porteñas de distintas épocas o
desafortunados accidentes encuentran en su lecho una forma de ser recordadas.
Pero no se trata
sólo de recuerdos e historia: algunos de esos objetos hundidos, en especial,
los barcos, son peligrosos para la navegación y exigen cuidados especiales,
como demarcaciones cartográficas y balizamientos. La
Prefectura presta
atención a 244 barcos hundidos;
pero otros amantes de la historia y
arqueología náutica contabilizan los naufragios por miles.
A la altura del
Aeroparque Jorge Newbery, cerca de la Costanera , todavía quedan restos de un Cessna en
el que el 10 de octubre de 1971 nueve miembros del cuerpo de baile del Teatro
Colón vivieron sus últimos y dramáticos segundos de vida. Cada tanto, relatan
en la Prefectura
Naval , un barco denuncia haberse topado con algún resto de
ese avión.
Durante los años
90, la Prefectura
debió encargarse de autos fondeados, seguramente arrojados al río por
ventajistas para deshacerse de ellos y cobrar el seguro. En la división Buques Hundidos, un oficial recuerda haber extraído 40
coches en un solo día en 1998.
Muchos años antes,
en 1864, las crónicas periodísticas
relataron que el primer globo aerostático que voló por el cielo argentino
terminó en el fondo del río. El estadounidense Gibbon Wells despegó con su
globo desde la Plaza
de Mayo, pero un desperfecto hizo que se precipitara al agua. El intrépido
piloto fue rescatado justo a tiempo, pero su equipo aeronáutico terminó en el
lecho del río.
Si algún día el
río se vaciara, los barcos que naufragaron desde el siglo XVI hasta hoy serían
los protagonistas del nuevo escenario porteño.
MILES DE
NAUFRAGIOS
Según la Prefectura Naval ,
en este momento hay 244 barcos hundidos en el Río de la Plata. Como en esa fuerza
sólo cuentan los que obstruyen la navegación, admiten que probablemente sean
muchos más.
El arqueólogo Juan Pablo Guagliardo investigó durante dos años la geografía marítima del Río de la Plata. En un artículo de
investigación sobre los naufragios titulado "El infierno de los marinos", Guagliardo menciona 1099
hundimientos que dice haber constatado a través de más de una fuente. Otros
investigadores suben la cuenta hasta unos 2000.
Según registró
Guagliardo, el 3% de los naufragios se produjo entre 1516 y 1775. Entre 1776 y
1861 ocurrió el 20% y entre ese año y 1999 tuvo lugar el 77% de los naufragios.
En la primera
época, dice Guagliardo, hubo cuatro naufragios vinculados con la piratería. En
1607, un barco de bandera negra comandada por franceses pasó por el puerto de
Buenos Aires, donde naufragó.
El naufragio más
famoso en el que estuvieron involucrados piratas se produjo en 1582: un buque
que comandaba Edward Fendon naufragó cerca de la isla Martín García. Juan
Drake, sobrino del famoso pirata Francis Drake, viajaba en ese barco e intentó
huir en una canoa. Lo atraparon en Buenos Aires y fue juzgado en Lima por las
autoridades coloniales españolas.
A partir de
entonces, los relatos de naufragios piratas en las costas rioplatenses
alimentaron el mito de que el lecho del río no sólo atesora historia. No son
pocos los cazadores de fortunas que encararon la búsqueda de oro, piedras
preciosas y reliquias. Pero de este lado de la costa, los buscadores de tesoros
se pueden llevar una gran frustración. Es que el 67% de los naufragios se
produjo en las cercanías del puerto de Montevideo, mientras que sólo el 5% de
los hundimientos se produjo en las inmediaciones del actual puerto de Buenos
Aires.
Los especialistas
dicen que la búsqueda de tesoros en el Río de la Plata no es lo que se
representa en la película recientemente estrenada Amor y tesoro . Allí, Kate
Hudson y Matthew McConaughey buscan oro en aguas cristalinas y con poca ropa.
"No tiene
nada que ver con esa idea. Acá hay que hacer todo al tacto y con magnetómetros
para poder detectar algo debajo de toda la tierra que hay bajo del agua",
cuenta Rubén Collado, el buscador de
tesoros argentino más renombrado, que descubrió en 1992 más de 4000 monedas de
oro y casi 70 lingotes del mismo metal, del galeón portugués Nuestra Señora de la Luz , que al servicio de España
se hundió en 1752. La mitad del botín quedó en manos del gobierno uruguayo
y la otra fue para Collado y su equipo.
"Se necesita
mucha perseverancia e información histórica. También hay que superar los
trámites burocráticos", aseguró Collado en una comunicación telefónica con
LA NACION
desde Uruguay, donde reside. .
Por Agustín F.
Cronenbold. De la Redacción
de LA NACION
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