Una lección a las farmacéuticas que
no será noticia.
Jueves 25 de julio de 2013, por
Redacción.
El modelo de industria pública
médico-farmacéutica de un país socialista del Sur, frente a un modelo de mera
rentabilidad económica de las multinacionales de la producción de medicamentos
en el Norte: los medios miran para otro lado.
Bajado de la página de la AGENCIA
DE NOTICIAS de la CTA.
José Manzaneda, coordinador de
Cubainformación.-
Que Cuba haya desarrollado ya
cuatro vacunas contra diferentes tipos de cáncer es sin duda una noticia
importante para la Humanidad, si tenemos en cuenta que, según la Organización
Mundial de la Salud, cada año mueren en
el mundo, por esta enfermedad, cerca de 8 millones de personas. Sin
embargo, los grandes medios internacionales la han ignorado casi por completo.
En 2012 Cuba patentaba la primera vacuna terapéutica contra el cáncer
de pulmón avanzado a nivel mundial, la CIMAVAX-EGF. Y en enero de 2013 se
anunciaba la segunda, la llamada Racotumomab. Ensayos clínicos en 86 países
demuestran que estas vacunas, aunque no curan la enfermedad, consiguen la
reducción de los tumores y permiten una etapa estable de la enfermedad,
aumentando esperanza y calidad de vida.
El Centro de Inmunología Molecular de La Habana, perteneciente al
Estado cubano, es el creador de todas estas vacunas. Ya en 1985 desarrolló la vacuna de la
meningitis B, única en el mundo, y más tarde otras, como las que combaten
la hepatitis B o el dengue. Además, investiga desde hace años para desarrollar
una vacuna contra el VIH-SIDA. Otro centro estatal cubano, los laboratorios
LABIOFAM, desarrolla medicamentos homeopáticos también contra el cáncer: es el
caso del VIDATOX, elaborado a partir del veneno del alacrán azul.
Cuba exporta estos fármacos a 26 países, y participa en empresas mixtas
en China, Canadá y España. Todo esto rompe completamente un estereotipo muy
extendido, reforzado por el silencio mediático acerca de los avances de Cuba y
otros países del Sur: que la investigación médico-farmacéutica de vanguardia se
produce solo en los países llamados “desarrollados”.
Indudablemente, el Estado cubano
obtiene un rendimiento económico de la venta internacional de estos productos
farmacéuticos. Sin embargo, su filosofía de investigación y comercialización
está en las antípodas de la práctica empresarial de la gran industria
farmacéutica.
El Premio Nobel de Medicina Richard J. Roberts denunciaba recientemente
que las farmacéuticas orientan sus investigaciones no a la cura de las
enfermedades, sino al desarrollo de fármacos para dolencias crónicas, mucho más
rentables económicamente. Y señalaba que las enfermedades propias de los
países más pobres –por su baja rentabilidad- sencillamente no se investigan.
Por ello, el 90% del presupuesto para investigación está destinado a las
enfermedades del 10% de la población mundial.
La industria pública
médico-farmacéutica de Cuba, aún siendo una de las principales fuentes de
divisas para el país, se rige por principios radicalmente opuestos.
En primer lugar, sus
investigaciones van dirigidas, en buena parte, a desarrollar vacunas que evitan
enfermedades y, en consecuencia, aminoran el gasto en medicamentos de la
población. En un artículo en la
prestigiosa revista Science, los investigadores de Universidad de Stanford
(California) Paul Drain y Michele Barry aseguraban que Cuba obtiene mejores
indicadores de salud que EEUU gastando hasta veinte veces menos. La razón:
la ausencia –en el modelo cubano- de presiones y estímulos comerciales por
parte de las farmacéuticas, y una exitosa estrategia de educación de la
población en prevención de salud.
Además, las terapias naturales y
tradicionales –como la medicina herbolaria, la acupuntura, la hipnosis y muchas
otras-, prácticas poco rentables para los fabricantes de medicamentos, están
integradas desde hace años en el sistema de salud pública gratuita de la Isla.
Por otro lado, en Cuba los fármacos son distribuidos, en primer lugar,
en la red hospitalaria pública nacional, de forma gratuita o altamente
subsidiada -precisamente- gracias a los ingresos en moneda fuerte por sus
exportaciones.
La industria farmacéutica cubana,
además, apenas destina presupuesto al gasto publicitario que, en el caso de la
multinacionales, es superior incluso al invertido en la propia investigación.
Por último, Cuba impulsa la
producción de fármacos genéricos que pone a disposición de otros países pobres
y de la Organización Mundial de la Salud, a un precio muy inferior al de la
gran industria mundial.
Pero estos acuerdos, ajenos a las
reglas del mercado, generan fuertes presiones desde la industria farmacéutica.
Recientemente, el Gobierno de Ecuador anunciaba la compra a Cuba de un número
importante de medicamentos, en “reciprocidad” por la becas a estudiantes
ecuatorianos en la Isla y por el apoyo de especialistas cubanos en el programa
“Manuela Espejo” para personas discapacitadas. Las protestas de la Asociación
de Laboratorios Farmacéuticos Ecuatorianos se convirtieron de inmediato en
campaña mediática, difundiendo el mensaje de la supuesta mala calidad de los
fármacos cubanos.
Por otro lado, numerosos analistas ven detrás del golpe de estado de Honduras, en
2009, a la gran industria farmacéutica internacional, ya que el gobierno
del depuesto Manuel Zelaya, en el marco del acuerdo ALBA, pretendía sustituir
la importación de medicamentos de las multinacionales por los genéricos
cubanos.
El bloqueo de EEUU a Cuba impone
importantes obstáculos para la comercialización internacional de los productos
farmacéuticos cubanos, pero también perjudica directamente a la ciudadanía de
EEUU. Por ejemplo, las 80.000 personas diabéticas que sufren en este país, cada
año, la amputación de los dedos de sus pies, no pueden acceder a la vacuna
cubana Heperprot P, que precisamente las evita.
El Premio Nobel de Química Peter Agre afirmaba recientemente que
"Cuba es un magnífico ejemplo de
cómo se pueden integrar el conocimiento y la investigación científica".
Irina Bokova, directora general de la UNESCO, decía sentirse “muy impresionada”
con los logros científicos de Cuba y mostraba la voluntad de esta organización
de Naciones Unidas en promoverlos en el resto del mundo. La pregunta es
inevitable: ¿contará con la colaboración
imprescindible de los grandes medios internacionales para difundirlos?
Fuente: www.cubainformacion.tv
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