Los nuevos títulos.
Comentario: Tercer nota de esta serie de Claudio Cardinali sobre los futuros jubilados.
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Nueva vejez. Edad
dorada. Mayores modernos. Los títulos siguen. Todos tratan de abordar esta
nueva etapa que antes no existía, o al menos no para la mayoría. Pero de un
tiempo a esta parte todo ha cambiado.
En el mundo, los mayores de 60 años ya son el doble que
en 1980. La Organización Mundial de la salud estima que en 2050 habrá dos mil
millones de 60 años.
En Argentina los mayores de 60 son casi 6 millones (el
15% de la población).
Pero no se trata de sobrevivir sino de vivir bien. Y pese
a todo está ocurriendo.
Nuevos estudios
aseguran que el 60% de las personas de 65 no se sienten viejos. Y que viven
como los que tenían 45 años cuatro décadas atrás. Muchos siguen trabajando (el 9% de los trabajadores tiene más de 65
años), estudiando (hay 85.000 mayores cursando distintos niveles) y casándose:
el año pasado lo hicieron 802 porteños mayores de 65. Ni hablar de los que
se le animan a distintos deportes, al gimnasio o se lanzan a viajar.
Hoy, más gente vive
más años que en ningún otro momento de la historia. Paralelamente al aumento de
la esperanza de vida surge la necesidad y el deseo de vivir con mayor plenitud
y salud esos años. El tedio, la rutina, el aislamiento y la inactividad, así
como los prejuicios que siguen en el imaginario social, son enemigos del
envejecimiento.
Hay una batería de consejos para enfrentar de
manera positiva esta nueva etapa.
Una es: “Toda la vida vamos armando nuestro modo de
envejecer y para llegar a ser un viejo sabio y sano hay que ser sabio antes.
Seamos lúcidos a tiempo”.
Etapa incierta si las
hay.
Se habla de “los
nuevos descubridores”, ya que esta vejez no tiene nada que ver con las
anteriores. Ni siquiera la de nuestros padres, que vivieron limitados en las
elecciones cotidianas, apegados a costumbres tradicionales y conservadoras.
La vida se ha vuelto
tan dinámica que las referencias sobre el modo de vivir de los antecesores son
poco útiles.
¿Acaso se puede ser
abuelo como antes o transitar la vida de la misma manera?
Ni hablar del sexo, los viajes, las salidas, los estudios
o los deportes, que en otra generación hubiesen sido mal vistos.
Los nuevos y modernos
mayores experimentan cierto desconcierto y piensan que son jóvenes en cuerpos
de mayores, aunque son mayores con expectativas y sueños que hoy no tienen edad
y por eso a veces se sienten raros si les dicen a sus hijos que están ocupados
y no tienen tiempo para sus nietos, o si redescubren una actividad, un grupo, o
una pareja que les devuelve las ganas de vivir”.
Una hipótesis dice
que “Los de 65 actuales representan el grupo paradigmático de los niños del
baby boom nacidos entre 1945 y 1950.
Son los adolescentes
de la década del 60, la revolución estudiantil de
Cohn Benditt, Woodstock, el Di Tella, los Beatles, Kennedy, el Che Guevara...
Una generación que cambió a la sociedad, abrió las puertas a la igualdad y la
protesta social.
Los adolescentes de
hoy tienen en sus cuartos los posters de héroes y rockeros del 60. Esta generación
tan pujante y creativa está cumpliendo su última misión social: mostrar
un nuevo estilo de envejecer.
La edad cronológica
ya no define nada.
Hoy el objetivo es
mejorar la salud de los mayores. Miles de personas tienen aún un curso de vida
por delante y deben aprovecharlo. El estilo de vida y el medio ambiente tienen
un papel preponderante.
En un reciente y muy
buen documental sobre su vida, Tony
Bennett desliza, sabio y humilde: “Aquí
estoy, a mis 85 años, y siento que vuelvo a empezar. Cuando veo todo el
conocimiento que todavía me gustaría adquirir, me hace estudiar más ahora que
antes”.
Como en casi todo lo
vital, desde ya influye la genética, las condiciones socioeconómicas, y sobre
todo la actitud que pelea contra viento y marea.
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