Comentarios:
Que un portal de la ciudad de Mendoza reproduzca una Nota sobre la
importancia y la necesidad de contar con una flota de submarinos es una gran
noticia.
Avanzando
en la lectura rescatamos algunas líneas muy ilustrativas:
Foto del Portal El Ciudadano. Diario de Mendoza
"...
Brasil dispone de seis y se encuentra en un plan para construir cuatro más
(incluido uno a propulsión nuclear). La de Chile ... cuatro y la del Perú ... alista
seis..."
"La
extensión de nuestros mares, ya que son varios: el territorial, hasta las 12
millas, nuestra Zona Económica Exclusiva llega hasta la milla 200 y el recientemente
extendido mar Continental que llega a la milla 350, nos dan una superficie
total de aproximadamente 4.799.000 km2..."
"...
¿Para qué queremos gastar ese dinero para reparar submarinos, cuando tenemos
tantos otros problemas sin solucionar? ... porque es mucho más caro no
tenerlos. ...Basta comprobar que vivimos en un mundo con cada vez más hambre
y más sed, cuando nosotros tenemos agua y comida..."
===================================
¿Necesita la
Argentina de una flota de submarinos?
Por Emilio Magnaghi @EmilioLMagnaghi (*)
Diario El Ciudadano @ElCiudadanoMza
Alex Kenny @alexkenny1949
Lo ideal sería contar con seis submarinos para
patrullar la gran extensión de nuestros mares, pero en el país hay dos. No necesitamos un astillero nuevo para lograr ese
objetivo, pero sí que inviertan en él. La muestra está en que el ARA Santa Cruz
solo será reparado para navegar, pero no
para combate
Nosotros que tenemos a la única Armada con experiencia moderna de
guerra del subcontinente sudamericano, solo disponemos de dos submarinos,
de los cuales el Santa Cruz debe ser reparado
Por Emilio Luis Magnaghi Director del Centro de
Estudios Estratégicos para la Defensa Nacional Santa Romana.
Ha trascendido, por estos días, que el Ministerio de Defensa tiene
planes para concluir las reparaciones de media vida del submarino ARA Santa
Cruz y que se encontraban suspendidas por problemas presupuestarios. Entre sus
aparentes fundamentos se encontraría la necesidad de reemplazar al desaparecido
y gemelo del anterior, el ARA San Juan.
Una rápida cuenta nos dice que no hay tal reemplazo, ya que ambos
submarinos, el San Juan y el Santa Cruz, ya existían como parte de nuestra
flota de mar. Una, que cuenta como cualquier otra del mundo con lo que se
denomina: “Arma submarina”. Pero antes de entrar en los detalles, vayamos por
partes, como dijo Jack el Destripador.
El submarino para uso militar, como muchas otras armas modernas, fue
utilizado por primera vez en el marco de la Guerra Civil norteamericana, a
fines del siglo XIX. Pero fueron ambas guerras mundiales las que lo llevaron a
la fama.
Una fama que estuvo muy bien justificada, ya que su empleo estuvo a
punto de lograr la victoria para Alemania que era el beligerante que había
privilegiado su uso por sobre otros medios navales.
Mediante su empleo, los alemanes –que no disponían de una gran flota de
superficie– estuvieron a punto de cortar el abastecimiento por mar a las islas
Británicas y que era la sede del poder político-militar que se les oponía. De
ello, podemos deducir que la denominada arma submarina es una propia de las
armadas pobres y no de las poderosas. Lo dicho no implica que un submarino
moderno sea un sistema de armas barato. Ninguno lo es, por otra parte.
Pero más allá de los números, parece ser que pocas marinas han podido
sustraerse al encanto de disponer de submarinos. Para no irnos muy lejos, la de
Brasil dispone de seis y se encuentra en un plan para construir cuatro más
(incluido uno a propulsión nuclear). La de Chile tiene cuatro y
la del Perú, que es la pionera de esta arma en la región, alista seis.
Nosotros que tenemos a la única Armada con experiencia moderna de guerra
del subcontinente sudamericano, solo tenemos dos submarinos, uno de los cuales
es el ya mencionado Santa Cruz que debe ser reparado.
Antes de pasar al tipo de submarino que necesitamos es conveniente que
nos pongamos de acuerdo respecto de las cantidades. Al respecto, hay que saber
que si deseo tener dos submarinos patrullando, en realidad necesito disponer de
seis en total, ya que habrá, normalmente, dos en reparación y dos con sus
tripulaciones descansando.
La extensión de nuestros mares, ya que son varios: el territorial,
hasta las 12 millas, nuestra Zona Económica Exclusiva que llega hasta la
milla 200 y el recientemente extendido mar Continental que llega a la
milla 350, nos dan una superficie total de aproximadamente 4.799.000 km2.
Vale decir, como se la ha denominado una verdadera “Pampa Azul” que se extiende
a partir de nuestra costas, que abarca a nuestras Islas Malvinas, sus
dependencias y que se proyecta hacia la Antártida.
En pocas palabras, una superficie inmensa, rica en recursos y que es
continuamente depredada por pesqueros que vienen desde la otra punta del mundo
por lo que debe ser constantemente patrullada tanto por aire como por mar y que
exige la disponibilidad de una flota de mar con sus correspondientes sistemas
de armas, entre los cuales se encuentra, en forma ineludible, el arma
submarina.
Pasando al tipo de submarino que necesitamos, tenemos que explicar que
hay dos grandes tipos: los convencionales y los nucleares. Estos
últimos, a su vez, se dividen entre los que portan misiles intercontinentales
con cabezas nucleares y los que los escoltan y los cuidan del ataque de otros
submarinos, los submarinos de ataque.
La gran ventaja que tienen los nucleares, por sobre
los convencionales, es que su tiempo de permanencia sumergidos es mucho mayor, ya que los segundos tienen que salir cada tanto a
‘respirar’, aunque ese problema ha sido casi totalmente solucionado con los
submarinos que disponen del sistema IAP (Air Independent Propulsión), vale
decir de un sistema de propulsión autónomo del aire y que les permite un tiempo
de inmersión mucho mayor.
Otro factor a tener en cuenta es la diferencia de precios. Un
submarino nuclear de ataque ronda los US$ 2,5 mil millones, uno convencional
unos US$ 450 millones y uno IAP unos US$ 630 millones.
Pero luego de estas elucubraciones, bajemos a nuestra realidad, una
triste por cierto, pero también una que puede mejorarse si tomamos las
decisiones adecuadas.
Nos dicen que el submarino ARA Santa Cruz será reparado a medias. Vale
decir que podrá navegar, pero no combatir, ¿por qué?, se preguntará el lector.
Porque, en estos momentos nuestros astilleros navales –que son los mismos que
repararon al San Juan– no cuentan con los medios (materiales y humanos) para
hacer una reparación con el nivel de excelencia necesario.
Para estar a ese nivel sería necesario volver adquirir
los equipos y la tecnología que se fue enajenando con los años o que fue
quedando desactualizada. La
Argentina no necesita construir desde 0 un astillero para submarinos. Ya lo
tiene. Pero ha ido quedando desactualizado con el paso de los años y las faltas
de inversiones.
¿De cuánta plata estamos hablando?, volverá a interrogarse nuestro
lector. En principio, estaríamos hablando de unos US$ 300 a 400 millones, lo
que es menos de lo que nos costaría comprar uno convencional nuevo. Pero bien
mirado, se trata de una cantidad módica que nos permitiría no solo terminar las
reparaciones de media vida para que el Santa Cruz pueda operar con todas
capacidades. Además, estaríamos en condiciones con ese equipamiento en
funcionamiento de terminar al submarino Santa Fe que se encuentra en el
mismo astillero, construido en un 70%. También, construir otros tantos
hasta alcanzar el deseable número de seis.
Finalmente, nuestro cansado lector se hará una última e importante
pregunta. ¿Para qué queremos gastar ese dinero para reparar submarinos,
cuando tenemos tantos otros problemas sin solucionar? A él le digo que,
simplemente, porque es mucho más caro no tenerlos. Si tener FFAA es
caro, no tenerlas o tenerlas mal nos puede resultar en la pérdida de nuestra
libertad y de nuestro estilo de vida. Basta comprobar que vivimos en un
mundo con cada vez más hambre y más sed, cuando nosotros tenemos agua y comida.
(*) Emilio Luis Magnaghi es Director del Centro de Estudios Estratégicos
para la Defensa Nacional Santa Romana. Autor de El momento es ahora y El ABC de
la Defensa Nacional.
No hay comentarios:
Publicar un comentario