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Alguien diría sorpresas te da vida, imitando a Rubén Blades, pero no, Trump está
haciendo lo que prometió en su campaña.
El
“America First” de Trump llegó al transporte marítimo y los puertos.
Una
advertencia similar fue realizada por la Comisión Europea.
Mientras
tanto, la Argentina no identificó la concentración de la industria naviera como
una amenaza potencial para su comercio exterior.
Muy buena nota de Emiliano Galli
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El proteccionismo de Trump llegó a la industria
marítima y los puertos
Por Emiliano Galli13 diciembre, 2018
En lo que refiere al transporte marítimo y las operaciones portuarias
que sirven al comercio exterior, las administraciones de Trump, en los Estados
Unidos, y Macri, en la Argentina, difieren en su enfoque.
En la Argentina, el principio rector de la baja de los costos para la exportación
puso la mira en la reducción sistemática de las tarifas de los servicios
prestados a la industria naviera (como el practicaje o el remolque) y de las
terminales portuarias, muchas veces, con audiencias públicas y denuncias en
Defensa de la Competencia por prácticas “oligopólicas”.
En tanto, Estados Unidos fue por el camino contrario: advirtió que la industria del transporte marítimo
está fuertemente concentrada y eso provoca negociaciones colectivas
desventajosas para las empresas norteamericanas (o con sede en Estados Unidos)
de practicaje, remolques y operación de terminales de contenedores.
Reforma de la ley
Días atrás, el presidente de los Estados Unidos, Donald Trump, promulgó
modificaciones a la legislación del transporte marítimo y le puso un freno a
las eventuales “prácticas colusorias” entre las compañías marítimas –por
tratarse de una industria fuertemente concentrada en alianzas operativas– y las
empresas norteamericanas que les prestan servicio en Estados Unidos.
Luego de más de un año de revisión de los impactos en el mercado
norteamericano de la consolidación del transporte marítimo internacional, la
Administración Trump decidió avanzar en modificaciones de su marco regulatorio
y de defensa de la competencia contra “prácticas colusorias” en el sector,
brindándole más poder a la Comisión Marítima Federal (FMC), en inglés, para
advertir regularmente sobre la evolución de la industria.
De esta manera, la “Ley de Autorización de Guardacostas Frank LoBiondo”,
incorpora enmiendas y recomendaciones recopiladas por la FMC, tras observar los
efectos de las fusiones, adquisiciones y acuerdos de bodega entre las
principales líneas navieras sobre las contrataciones de servicios de empresas
con base en Estados Unidos, así como también el análisis de la quiebra de
navieras como Hanjin, producto del mismo fenómeno.
Las modificaciones comenzaron a tratarse en 2017, cuando distintos
elementos aportados en la discusión daban cuenta de que muchos proveedores
negociaban “en situación de desventaja” con la industria marítima. La nueva ley
contó con el apoyo de demócratas y republicanos, en ambas cámaras del Congreso
norteamericano.
Más poder a la FMC
Distintas publicaciones especializadas como American Shipper y The
Loadstar citaron el análisis del estudio jurídico Holland & Knight respecto
de la nueva ley, que “le confiere autoridad a la FMC para investigar alianzas
entre las navieras que participan de prácticas colusorias durante negociaciones
con otros actores del sector, como terminales, compañías de remolque,
suministro de combustible” y otros servicios asociados a la navegación en aguas
norteamericanas y recaladas de los buques internacionales en puertos de los
Estados Unidos.
Se destaca, por ejemplo:
La FMC debe analizar los efectos de las alianzas anualmente e incluir
estos datos en el Informe que presenta ante el Congreso.
Las alianzas navieras tienen prohibido participar de negociaciones
colectivas que derivarían en impactos excesivamente contrarios a la libre
competencia (es decir, tarifas insostenibles, reducciones de capacidad, etc).
La FMC analizará el efecto total de los acuerdos entre las líneas sobre
la competencia al momento de determinar la imposición de medidas cautelares
contra ciertas actividades.
Las navieras no pueden participar en negociaciones que aborden al mismo
tiempo tarifas y acuerdos para compartir bodega en buques que operan en la
misma actividad, si dicha participación deriva en una reducción del servicio o
en un aumento del costo del transporte.
Así, la disposición “le prohíbe al transportista continuar participando
simultáneamente en un convenio de negociación de tarifas y un convenio para
compartir buques en un mismo rubro cuando exista la probabilidad de que el
efecto conjunto de los atributos ejercidos por los convenios especificados
genere una reducción no razonable en el servicio de transporte o un incremento
no razonable en el costo del transporte a causa de reducir la competencia”.
El “America First” de Trump llegó al transporte marítimo y los puertos. Una
advertencia similar fue realizada por la Comisión Europea. Mientras tanto, la
Argentina no identificó la concentración de la industria naviera como una
amenaza potencial para su comercio exterior.
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